Santos anónimos
Teresa de Calcuta solía decir
que la santidad no es un lujo de unos pocos, sino una sencilla obligación
también para ti y para mí.
En la Iglesia existen innumerables mártires, sacerdotes y almas consagradas canonizadas; parejas de matrimonios elevadas a los altares; niños, jóvenes, ancianos, deportistas, campesinos, empresarios, profesionistas, y personas en distintos estados de vida que reconocemos y veneramos como santos.
Del mismo modo, podemos afirmar
que también están presentes los santos no canonizados o “santos anónimos”, es
decir, las personas buenas que vemos en nuestras vidas, que nunca serán
canonizadas.
Personas normales, por decirlo de alguna manera, sin un heroísmo
visible, pero que en su bondad de la vida diaria vemos la verdad de la fe.
La santidad consiste en amar
más y mejor a Dios y a nuestros hermanos.
¿Por qué no intentar, durante 24 horas, ser “santos
anónimos”?
Y renovar cada día este
propósito.
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