Fallece la gran dama de la escena
Amparo Rivelles
La de la foto es la Amparo Rivelles que más recuerdo,
la de sus filmes en España, como aquella Duquesa de Benamejí con otro
inolvidable Jorge Mistral, basada en la obra teatral homónima de Manuel y Antonio
Machado. Sé que vi muchos más, porque en aquellos años 40´s y 50´s las
películas españolas y argentinas eran habituales en las pantallas de Cuba. Luego
Amparo Rivelles marchó a México, país al que llegó a finales de los 50´s para
continuar allí su exitosa carrera cinematográfica y teatral. Un poco después
en Cuba comenzó a resultarnos difícil el poder disfrutar de películas no
producidas en naciones del bloque socialista. El buen actuar de Amparo Rivelles
pasó a ser, para mí, algo en el recuerdo. Sí llegué a ver también una de sus
mejores películas mexicanas: “La Herida Luminosa” con Arturo de Córdova.
Durante mis primeros años en USA, -varias décadas-,
las películas hispanas también estuvieron ausentes o llegaban solamente a
determinadas salas y determinados ambientes. Hubo que esperar a que apareciera
Almodóvar para que sus títulos se frecuentaran más en cartelera.
Por suerte llegaron los VHSs y los DVDs y, sobre
todo, la televisión vía satélite y la televisión “a la carta” vía Internet. Y
volví a ver de nuevo a Amparo Rivelles en películas viejas, -nuevas para mí-, o
en estupendas series televisivas filmadas en España, como la de “Rosas de Otoño”
de Jacinto Benavente, (que había hecho para el cine su madre, otra eximia
actriz, María Fernanda Ladrón de Guevara) y la más reciente “Los gozos y las Sombras”
(1982), basada en la novela de Torrente Ballester y en la que ya no es la
Amparo Rivelles joven y glamorosa de sus primeros filmes, -papel que el tiempo
le hizo ceder-, sino Doña Mariana, de serena belleza y recio carácter. En
esta serie televisiva vuelve a compartir créditos con su hermano Carlos
Larrañaga y sus capítulos se pueden disfrutar en Internet al acceder a la
página web http://www.rtve.es/television/gozos-sombras/
(adg)
ABC, Madrid
Amparo Rivelles nació en Madrid el 11 de febrero
de 1925. Sus comienzos desde adolescente en el teatro no son extraños si
tenemos en cuenta que tanto sus abuelos (Jaime Rivelles y Amparo Guillén) como
sus padres (Rafael Rivelles y María Fernanda Ladrón de Guevara) fueron actores en constante
ampliación de horizontes interpretativos. Por parte de madre era hermana del también actor Carlos Larrañaga.
Con 13 años debuta en la compañía teatral de su
madre. En 1940 ya intervino en la película Mari Juana, de Armando
Vidal. Su belleza, buena dicción y maneras elegantes conquistaron al
público de la época, que hizo de ella una verdadera estrella. Un contrato con la
Compañía de cine Cifesa le permitió hacer casi una veintena de películas durante esa década cimentando su carrera
profesional a partir de éxitos en taquilla que la hicieron un rostro muy
popular en nuestro país.
Junto a
Orson Welles
Mister Arkadin(1954) de Orson Welles y su trabajo [con Arturo de Córdova] a las órdenes del
argentino Tulio Demicheli en
La herida luminosa en 1957, año que inició su estancia en México que,
por felices circunstancias personales y profesionales, se alargará durante
veinticuatro años.
En 1947 recibió el premio CEC por La Fe,
de Rafael Gil y Fuenteovejuna,
de Antonio Román. En la década de los 50 sobresalen dos películas Alba de
América (1951), de Juan de Orduña y El indiano (1954) dirigida e
interpretada por el mexicano Fernando Soler.
Su primera película allí fue El esqueleto de
la señora Morales (1959) una comedia de humor negro escrita por Luis Alcoriza y dirigida por Rogelio A. González. Dicho título
inaugura una generosa filmografía entre las que destacan los melodramas
familiares como Los novios de mis hijas (1964), El día de las madres (1968)
y El juicio de los hijos (1970). También intervino en numerosas teleseries
como Pecado mortal (1960) Pensión de mujeres (1960) y Pasiones encendidas
(1978) y producciones de aire español como La casa de Bernarda Alba (1980),
por Luis Alcoriza y dirigida por Rogelio
A. González.
Éxito en
la televisión
Para su definitivo retorno a España, al menos en
lo profesional, influyó el éxito de la serie televisiva Los gozos y las
sombras (1981), basado en la novela de Gonzalo Torrente Ballester, donde Carlos Larrañaga, su hermano,
tenía el papel principal de esa producción. La buena acogida de la función
teatral Hay que deshacer la casa, de Sebastián Junyent, fue otro de los estímulos de Amparo, quién
además logró un Premio Goya gracias a su labor en la adaptación
cinematográfica de la pieza que rodó en 1986 José Luis García Sánchez.
Ese mismo año fue nombrada hija adoptiva de Valencia.
Otras películas de estos años son Soldados de
plomo (1983) de José Sacristán; Esquilache (1988), de Josefina Molina y Una mujer bajo la
lluvia (1992) de Gerardo Vera.
En la primera década del 2000 Amparo Rivelles centró sus esfuerzos en el teatro
obteniendo el 19 de abril del 2004 el III Premio Nacional Pepe Isbert. Otros
premios recibidos fueron el Miguel Mihura, el Lope de Vega, el Jorge Fiestas de
Cine, el Ercilla, la medalla de
Oro de Bellas Artes y el Mayte.
En
cuanto a su vida personal, Amparo Rivelles fue una mujer de principios. Tuvo
una hija con veintiséis años, sin estar casada, a la que llamó como a la
abuela, María Fernanda. A pesar de estar enamorada en varias veces, nunca se
casó. Sobre su condición de madre
soltera explicaba, lo llevaba con orgullo: «Tuve suerte, claro,
porque nunca recibí ni un desprecio, ni una mala cara de nadie, al contrarío,
todo el mundo me paraba por la calle. ¡Ay, Amparito, nos han dicho que tiene
usted una niña preciosa, ¿cómo se llama?». A los 49 años se convirtió en abuela
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