16 de septiembre de 2013

Rebeldes y milicianos de Al Qaida vacían Malula de cristianos




Rebeldes y milicianos de Al Qaida

vacían Malula de cristianos


Diez días después del estallido de los combates,  Malula es un pueblo muerto. Los civiles huyeron tras los primeros enfrentamientos del miércoles y la gran mayoría se encuentra en Damasco, donde las distintas parroquias les han proporcionado cobijo de forma temporal hasta que el Ejército controle la situación y puedan volver a sus casas.


Cada tarde se juntan en la iglesia de Zeitun para rezar por sus muertos y compartir las últimas noticias que les llegan desde su pueblo, situado a apenas 50 kilómetros. La proximidad al barrio de Jobar, con fuerte presencia de grupos armados de la oposición, hace que esta parte cristiana de la Ciudad Vieja haya dejado de ser segura y esta semana varios morteros han impactado en el templo.

Las mujeres van de luto riguroso. Samira Dahau no pudo salir de Malula hasta el sábado «cuando me lo permitieron los terroristas, pero retuvieron a mi marido, que se las arregló para huir el domingo a pie por los huertos de unos vecinos», relata con nerviosismo. Esta mujer de 69 años estaba hablando por teléfono con su hermana el miércoles a las 5.45 de la mañana cuando escuchó una fuerte explosión.

Era el coche bomba empleado por los grupos armados de la oposición, con presencia entre ellos del Frente Al Nusra, vinculado a Al Qaida, para dar el golpe sorpresa al puesto de control del Ejército en el acceso principal. «Después empezaron los morteros y uno impactó en mi casa. Parte del techo se vino abajo. Dos horas más tarde entraron casa por casa. Rompían las puertas a patadas al grito de Dios es grande», confiesa aterrorizada ante la mirada de vecinos y amigos.

«Son una mezcla de musulmanes de Malula y yihadistas extranjero»

Los más rápidos huyeron antes de que los rebeldes se hicieran con el control. Permanecieron durante 24 horas en este lugar considerado como el corazón del cristianismo en el país porque allí se conserva el arameo, la lengua de Jesús, y se replegaron para regresar un día más tarde con refuerzos y colocar francotiradores en las montañas. «Son una mezcla de musulmanes de Malula y yihadistas extranjeros, pero son los propios musulmanes del pueblo quienes les han abierto las puertas, eso es lo más grave», lamenta Antón Obeit, constructor de 57 años que se siente «traicionado por mis propios vecinos, teníamos un pacto de no agresión desde que empezaron los problemas en todo el país y lo han roto».

De los 5.000 ciudadanos que tiene esta localidad, los vecinos consultados calculan que unos 1.500 son musulmanes y el resto cristianos. Sarkis Barkil pertenece al Ejército de Defensa Nacional, formación paramilitar de leales al régimen con capacidad de acción en todo el país, y piensa que «el móvil de este ataque es simbólico, quieren echarnos de Siria, como ya lo intentaron en Irak».

Horas después de empezar la batalla por Malula, el Patriarca de Antioquía y todo Oriente para greco-ortodoxos, Gregorios II Laham, denunció que 450.000 cristianos ya han abandonado el país desde el estallido de esta crisis.   «No nos vamos, somos de Malula y volveremos», apunta Andraos Kuba, constructor de 63 años que cuenta las horas para regresar a una localidad inexpugnable para los romanos, pero que las milicias rebeldes, con apoyo de Al Qaida, han logrado vaciar de cristianos  durante más de una semana.

ABC, Madrid

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