“¿Quién es Jorge Mario Bergoglio?”
José Beltrán. Madrid.
Más de seis horas de conversación en tres días
durante el mes de agosto en la residencia de Santa Marta. Así nació la primera
entrevista concedida a un medio escrito por el Papa Francisco, después de la
rueda de prensa de "tú a tú" que concedió el pasado mes de julio en
el avión de regreso de la JMJ de Brasil. Para ello, el jesuita italiano,
Antonio Spadaro, director de la revista católica de referencia, "La Civiltà
Cattólica" se reunió con el Santo Padre en nombre de las 16 publicaciones
de cultura de la Compañía de Jesús. De esta manera el Papa muestra su perfil
más personal.
"Yo soy un pecador", sentencia el Papa
ante una sencilla cuestión: "¿Quién es Jorge Mario Bergoglio?". Es el
punto de partida para luego matizar que "quizá podría decir que soy
despierto, que sé moverme, pero que, al mismo tiempo, soy bastante
ingenuo". Para definirse echa mano de la vocación de San Mateo según el
pincel de Caravaggio, para explicar que "ese dedo de Jesús, apuntando
así... A Mateo. Así estoy yo. Así me siento. Como Mateo". LA RAZÓN
desglosa las claves de la entrevista del Papa que en España la publica íntegra
la revista centenaria "Razón y fe", hoy en su web (www.razonyfe.org)
y en el número de octubre en su edición impresa.
La curia
romana, no gestora
"¿Qué piensa de los dicasterios
romanos?", pregunta abiertamente el director de "La Civiltà
Cattólica". Francisco asegura que "corren peligro de convertirse en
organismos de censura. Impresiona ver las denuncias de falta de ortodoxia que
llegan a Roma. Pienso que quien debe estudiar los casos son las conferencias
episcopales locales, a las que Roma puede servir de valiosa ayuda. La verdad es
que los casos se tratan mejor sobre el terreno. Los dicasterios romanos son
mediadores, no intermediarios ni gestores".
Pastores,
no funcionarios
Spadaro le pregunta por la Iglesia con la que
sueña Francisco y el Obispo de Roma responde con un símil. "La veo como un
hospital de campaña tras una batalla. ¡Qué inútil es preguntarle a un herido si
tiene altos el colesterol o el azúcar! Hay que curarle las heridas. Ya
hablaremos luego del resto. Curar heridas, curar heridas... Y hay que comenzar
por lo más elemental". Además, subraya que sueña "con una Iglesia
Madre y Pastora". De ahí, que antes de las reformas "organizativas y
estructurales", "la primera reforma debe ser la de las
actitudes". Por eso, destaca que "el Pueblo de Dios necesita pastores
y no funcionarios "clérigos de despacho"".
Atención a
los homosexuales
Sobre la mesa de la entrevista, surge, al igual
que en vuelo de Río a Roma, el desafío de la Ilgesia ante la homosexualidad.
"En Buenos Aires recibía cartas de personas homosexuales que son
verdaderos 'heridos sociales', porque me dicen que sienten que la Iglesia
siempre les ha condenado. Pero la Iglesia no quiere hacer eso. Durante el vuelo
en que regresaba de Río de Janeiro dije que si una persona homosexual tiene
buena voluntad y busca a Dios, yo no soy quién para juzgarla. Al decir esto he
dicho lo que dice el Catecismo", subraya Francisco, que a renglón seguido
detalla que "La religión tiene derecho de expresar sus propias opiniones
al servicio de las personas, pero Dios en la creación nos ha hecho libres: no es
posible una injerencia espiritual en la vida personal".
El Santo Padre recuerda además como "una vez
una persona, para provocarme, me preguntó si yo aprobaba la homosexualidad. Yo
entonces le respondí con otra pregunta: 'Dime, Dios, cuando mira a una persona
homosexual, ¿aprueba su existencia con afecto o la rechaza y la
condena?'". A modo de conclusión sobre este asunto, el Papa argentino dice
que "hay que tener siempre en cuenta a la persona. Y aquí entramos en el
misterio del ser humano. En esta vida Dios acompaña a las personas y es nuestro
deber acompañarlas a partir de su condición. Hay que acompañar con
misericordia. Cuando sucede así, el Espíritu Santo inspira al sacerdote la
palabra oportuna".
Divorciados
vueltos a casar
Cuando el entrevistador plantea a Francisco el
asunto de los divorciados vueltos a casar, el Santo Padre deja la pregunta
abierta, remitiéndose a que "el confesionario no es una sala de tortura,
sino aquel lugar de misericordia en el que el Señor nos empuja a hacer lo mejor
que podamos". Así, se remite a un caso concreto: "Estoy pensando en
la situación de una mujer que tiene a sus espaldas el fracaso de un matrimonio
en el que se dio también un aborto. Después de aquello esta mujer se ha vuelto
a casar y ahora vive en paz con cinco hijos. El aborto le pesa enormemente y
está sinceramente arrepentida. Le encantaría retomar la vida cristiana. ¿Qué
hace el confesor?". Así, explica que "se evalúa caso a caso, que se
puede discernir qué es lo mejor para una persona que busca a Dios y su gracia".
En esta misma línea, Francisco opina que "No
podemos seguir insistiendo solo en cuestiones referentes al aborto, al
matrimonio homosexual o al uso de anticonceptivos. Es imposible. Yo he hablado
mucho de estas cuestiones y he recibido reproches por ello. Pero si se habla de
estas cosas hay que hacerlo en un contexto. Por lo demás, ya conocemos la
opinión de la Iglesia y yo soy hijo de la Iglesia, pero no es necesario estar
hablando de estas cosas sin cesar".
No al
"machismo con faldas"
"Es necesario ampliar los espacios para una
presencia femenina más incisiva en la Iglesia. Temo la solución del 'machismo
con faldas', porque la mujer tiene una estructura diferente del varón. Pero los
discursos que oigo sobre el rol de la mujer a menudo se inspiran en una ideología
machista. Las mujeres están formulando cuestiones profundas que debemos
afrontar. La Iglesia no puede ser ella misma sin la mujer y el papel que esta
desempeña. La mujer es imprescindible para la Iglesia", explica ante la
cuestión sobre cómo las mujeres pueden ganar más visibilidad en la comunidad
eclesial. "María, una mujer, es más importante que los obispos. Digo esto
porque no hay que confundir la función con la dignidad", relata el Papa
que insiste en "trabajar más hasta elaborar una teología profunda de la
mujer" así como "reflexionar sobre el puesto específico de la mujer
incluso allí donde se ejercita la autoridad en los varios ámbitos de la
Iglesia".
Dios no es
Eureka empírico
Buscar a Dios en todas las cosas. Una expresión
sencilla de decir pero con una gran dificultad de comprensión. Con esta
cuestión planteada, Francisco defiende que "Encontrar a Dios en todas las
cosas no es un eureka empírico". Es más, asegura que "si una persona
dice que ha encontrado a Dios con certeza total y ni le roza un margen de
incertidumbre, algo no va bien". De hecho arremete contra aquel
"cristiano restauracionista, legalista, que lo quiere todo claro y seguro,
no va a encontrar nada".
La
vigencia del Concilio Vaticano II
El Papa reivindica la vigencia del Concilio Vaticano
II, y asegura que "los frutos son enormes". Así, explica que
"hay líneas de continuidad y de discontinuidad, pero una cosa es clara: la
dinámica de lectura del Evangelio actualizada para hoy, propia del Concilio, es
absolutamente irreversible". Más adelante, asegura que "es equivocada
una visión monolítica y sin matices de la doctrina de la Iglesia".
Vocación
jesuita
En este acercamiento a su figura, la entrevista
también ahonda en su vocación como jesuita. "De la Compañía me
impresionaron tres cosas: su carácter misionero, la comunidad y la disciplina.
Y esto es curioso, porque yo soy un indisciplinado nato, nato, nato", se
sincera para hacer hincapié en una de la claves de la espiritualidad ignaciana:
el discernimiento. "Mis decisiones, incluso las que tienen que ver con la
vida normal, como el usar un coche modesto, van ligadas a un discernimiento
espiritual que responde a exigencias que nacen de las cosas, de la gente, de la
lectura de los signos de los tiempos. El discernimiento en el Señor me guía en
mi modo de gobernar". Así reconoce que desconfía "de las decisiones
tomadas improvisadamente".
Consultas
reales
Francisco también echa la vista atrás y repasa su
experiencia de Gobierno al frente de los jesuitas argentinos con autocrítica.
"Mi forma autoritaria y rápida de tomar decisiones me ha llevado a tener
problemas serios y a ser acusado de ultraconservador. Tuve un momento de gran
crisis interior estando en Córdoba. No habré sido ciertamente como la beata
Imelda -religiosa italiana que falleció con 13 años-, pero jamás he sido de
derechas". Precisamente estos errores, admite el Santo Padre, son los que
le han llevado a primar el espacio "para la discusión".
"Consultar es muy importante. Los consistorios y los sínodos, por ejemplo,
son lugares importantes para lograr que esta consulta llegue a ser verdadera y
activa. Lo que hace falta es darles una forma menos rígida. Deseo consultas
reales, no formales"
Santos de
"clase media"
"Yo veo la santidad en el pueblo de Dios, su
santidad cotidiana. Existe una "clase media de la santidad" de la que
todos podemos formar parte, aquella de la que habla Malègue", explica el
Santo Padre al ser preguntado por el término "sentir con la Iglesia"
de la que habla San Ignacio en los Ejercicios Espirituales. "Esta Iglesia
con la que debemos sentir es la casa de todos, no una capillita en la que cabe
solo un grupito de personas selectas". Este es el punto de partida para
reiterar, como ha hecho en otras ocasiones que, "cuando percibo
comportamientos negativos en ministros de la Iglesia o en consagrados o
consagadas, lo primero que se me ocurre es: un solterón, una solterona. No son
ni padres ni madres".
De
Dostoyevski a Hölderin
El encuentro deja al descubierto al Bergoglio más
personal. Y es que el Papa Francisco, además de reflexionar sobre los desafíos
de la Iglesia, expresa abiertamente cuales son sus inquietudes personales en el
ámbito culturales. Entre sus autores de cabecera se encuentran, Dostoyevski y
Hölderlin. "En pintura admiro a Caravaggio: sus lienzos me hablan. Pero
también Chagall con su Crucifixión blanca...", subraya, mientras que
música se entrega a Mozart, a Beethoven "prometéicamente" y a Bach.
En el cine, se mueve entre "La Strada" de Fellini, además de Anna
Magnani y Aldo Fabrizi.
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