Después de comer dice
Jesús a Simón Pedro:
«Simón, hijo de Juan,
¿me amas más que estos?»
Él le contestó: «Sí,
Señor, tú sabes que te quiero».
Jesús le dice: «Apacienta
mis corderos».
Por segunda vez le
pregunta: «Simón, hijo de Juan, ¿me amas?»
Él le contesta: «Sí,
Señor tú sabes que te quiero».
Él le dice: «Pastorea
mis ovejas».
Por tercera vez le pregunta:
«Simón, hijo de Juan, ¿me quieres?»
Se entristeció Pedro de
que le preguntara por tercera vez si lo quería y le contestó:
«Señor, tú conoces
todo, tú sabes que te quiero».
Jesús le dice: «Apacienta
mis ovejas. Te lo aseguro: cuando eras joven, tú mismo te ceñías e ibas adonde
querías; pero cuando seas viejo, extenderás las manos, otro te ceñirá y te
llevará adonde no quieras».
Esto dijo aludiendo a
la muerte con que iba a dar gloria a Dios. Dicho esto, añadió:
«Sígueme».
Juan 21, 1-19
POR TU NOMBRE, SEÑOR,
echaré las redes de mi vida,
para que otros tengan savia y
en abundancia.
Esperaré a que el sol se
imponga sobre las tinieblas
y comprender que,¡ no hay noche
que dure una eternidad.
Miraré al fondo de los
acontecimientos
y confiare en que Tú y sólo Tú
eres quien iluminas las sombras
de la existencia humana.
POR TU NOMBRE, SEÑOR,
me desgastaré en cuerpo y alma
para llevar almas y corazones a
tu encuentro,
para que el mundo, tan colapsado
de cosas
como vacío de sentido,
recupere la alegría
que nos
ofrece tu ser resucitado.
POR TU NOMBRE, SEÑOR,
mantendré firme mi amor y fe en
Ti
para luego ser ardiente
antorcha
que irradie luz y paz allá
donde me encuentre.
Mantendré firme mi esperanza en
Ti
para que el hombre que busca y
no encuentra,
sepa que en Ti hallará siempre
una respuesta
POR TU NOMBRE, SEÑOR,
te amaré hasta el final y,
amándote como Tú mereces,
sembraré de fraternidad y de
perdón
mis caminos,
de alegría y de belleza
los
corazones de los que te anhelan,
de regocijo y de seguridad
los rostros cansados de tantos
caminos retorcidos
Javier Leoz, betania.es
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