ÚLTIMO ACTO
Elsa M. Rodríguez
Desde
hace más de seis años los exiliados cubanos estamos esperando que un día al
levantarnos por la mañana, la primera noticia que oigamos sea: “Ahora sí, acaba
de morir Fidel Castro”. La realidad es que esa noticia la esperamos desde mucho
antes, no porque seamos tan faltos de Caridad y de Amor al Prójimo como juzgan
a aquellos que le desean la muerte a otro ser humano, es que en el caso de
Fidel Castro, no podemos pensar en él como en otro ser humano. Es cierto que
nació de mujer y que físicamente es un hombre, pero a saber lo que tiene dentro
de su cerebro y especialmente de su corazón, porque hay que ser poco humano o
un humano sumamente despreciable, para acceder al poder en un país bajo la
pretensión de que sus intenciones eran liberarlo y que nunca más tuviese que
vivir bajo la bota de un dictador, por lo que todos o casi todos le abrieron
las puertas de su casa y se la ofrecieron, recordemos aquello de “Fidel, esta
es tu casa”, y luego destruirlo todo.
No
solamente destruyó las casas de todos los no creyeron en él, sino también la de
los inocentes y esperanzados que pensaron que efectivamente él sería el
salvador que Cuba necesitaba.
Pero
desde hace 53 años ese hombre está al mando de todo en Cuba y lejos de mejorar
las cosas, el país se hunde cada día más. Pero como los humanos en el fondo
tenemos que creer en algo para poder subsistir, ahora desde hace 6 años estamos
siguiendo la trama de lo que parece una telenovela o una obra de teatro. Así
nos han entregado por episodios el novelón de la desaparición de Castro. En una
escena, se desvanece en Villa Clara, en la otra se cae por una escalera, luego
en otra se desaparece y no se ve ni una foto, más tarde sale de un elevador y como
un muñequito de cuerdas camina y sube y baja los brazos, luego sale sentado en
un butacón vistiendo pijamas, escribiendo una de sus ya famosas Reflexiones, en
otra ocasión viste ropa de ejercicios, y no se sabe si porque le pagan comisión
o qué, pero es de una marca reconocida mundialmente. Luego sale con su hijo
putativo Chávez, luego en otra escena es Chávez el que desaparece, para
aparecer más tarde gordo como si le hubiesen llenado de gas, vuelve a perderse
y Fidel sale de nuevo dándole la mano a tal o cual presidente de los países
enanos que lo adoran, se vuelve a perder Chávez y no aparece.
De
pronto vuelve a aparecer Castro, votando en unas elecciones tan falsas como
todo él. La clásica pantomima del voto en las elecciones en Cuba.
Esperamos
que no tarde demasiado para que podamos todos ver lo que sería el último
capítulo de esta novela rocambolesca, o el último acto de esta obra de teatro.
Es que todos estamos ansiosos por ver el FIN.
Elsa
M. Rodríguez
Hialeah,
FL
No hay comentarios:
Publicar un comentario