…estando él a orillas
del lago de Genesaret,
vio dos barcas que
estaban junto a la orilla:
los pescadores habían desembarcado
y estaban lavando las
redes.
Subió a una de las
barcas, la de Simón,
y le pidió que le
apartara un poco de tierra.
Desde la barca,
sentado, enseñaba a la gente.
Cuando acabó de
hablar, dijo a Simón:
- Rema mar
adentro y echa las redes para pescar.
Simón
contestó:
- Maestro, nos hemos
pasado la noche bregando
y no hemos cogido nada;
pero, por tu palabra,
echaré las redes.
Y, puestos a la obra,
hicieron una redada de peces grande,
que reventaba la red.
Hicieron señas a los
socios de la otra barca,
para que vinieran a
echarles una mano.
Se acercaron ellos y
llenaron las dos barcas,
que casi se hundían.
Al ver esto, Simón
Pedro se arrojó a los pies de Jesús diciendo:
- Apártate de mí,
Señor, que soy un pecador.
Y es que el asombro se
había apoderado de él
y de los que estaban
con él,
al ver la redada de peces que habían cogido;
y lo mismo pasaba a
Santiago y Juan, hijos del Zebedeo,
que eran compañeros de
Simón:
- No
temas: desde ahora, serás pescador de hombres.
Ellos
sacaron las barcas a tierra y,
dejándolo
todo, lo siguieron.
Lucas
5, 1-11
Gracias, Señor,
por despertarnos a la fe,
por empujarnos mar adentro,
por regalarnos el don de la
resurrección,
por la fuerza de la Eucaristía,
por nuestros sacerdotes,
por la barca de tu Iglesia,
por todos los que reman y
trabajan con ella,
por quitarnos los miedos,
por tu Palabra que nos ilumina,
por enviarnos a dar testimonio
de Ti.
Javier Leoz, betania.es
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