22 de julio de 2011

Vigencia de Cecilia Valdés

.

Vigencia de Cecilia Valdés
 Por Uva de Aragón

Cirilo Villaverde nació en Pinar del Río en 1812, año en que se desató en Cuba la represión por la conspiración de Aponte. Vivió en la provincia occidental hasta los ocho años y conoció de cerca el sistema esclavista en los ingenios. En La Habana, adonde la familia se trasladó en 1820, estudió en el Seminario San Carlos. Asistió de joven a las tertulias de Domingo del Monte. Todo esto fue templando su carácter, y lo llevó finalmente a ser detenido por las autoridades españolas, y a un largo exilio en Nueva York, donde murió en 1894. 

Más que por sus actividades patrióticas o el resto de su obra narrativa y periodística, Villaverde es recordado por la novela que fue gestando a lo largo de muchos años, pues la primera versión apareció en 1839, y la obra completa en 1882. “Cecilia Valdés o la Loma del Ángel” es a mi juicio la mejor novela, no solo cubana, sino latinoamericana, del siglo XIX.

Romántica, pero sin excesos, es asimismo una obra costumbrista, que ofrece un fresco de la sociedad cubana de entonces y las muchas diferencias entre peninsulares, criollos, esclavos, mulatos, negros libertos. Es por igual una obra de denuncia, no ya sólo contra la esclavitud y el sistema colonial español, sino contra el racismo y las injusticias sociales.

La trama es bien conocida: Cecilia Valdés, mulata habanera, bonita, sensual, hija natural de un criollo rico, mantiene una relación amorosa con su medio hermano, Leonardo Gamboa, sin que ninguno de los dos sepa los lazos de sangre que los unen. De todos modos, Leonardo la deja para casarse con una muchacha blanca de buena familia, Isabel Lincheta, y Cecilia, despechada, utiliza para vengarse a José Dolores Pimienta, músico negro enamorado de ella. El hombre pobre mata al señorito blanco cuando va entrar en la iglesia en la Loma del Ángel para contraer matrimonio. 

La novela, rica en personajes secundarios y descripciones, es para nuestra literatura el equivalente de “Fortunata y Jacinta” de Benito Pérez Galdós para la española. “Cecilia Valdés” --escribió con acierto Enrique José Varona- es la historia social de Cuba.

No puede extrañar que la obra forme parte del imaginario nacional, y haya sido llevada al cine, a la televisión y aparezca en la obra de otros escritores como Reinaldo Arenas y Daína Chaviano. Pero ninguna interpretación ha traído mayor popularidad a la novela de aquel
exiliado cubano del siglo XIX que la zarzuela “Cecilia Valdés” del Maestro Gonzalo Roig (La Habana 1890-La Habana, 1970), con libreto de Agustín Rodríguez y José Sánchez-Arcilla. 

Desde que se estrenó en el Teatro Martí de La Habana el 26 de marzo de 1932, le ha dado la vuelta al mundo. Incluso fue representada en el Metropolitan Opera de Nueva York. Y Cecilia, al igual que Villaverde, sin haberse ido de Cuba, también ha venido al exilio.

Hace bien la “Sociedad Pro-Arte Grateli” en escoger esta obra emblemática para conmemorar los 44 años de su creación en 1967, y los 58 de “Diario Las Américas” que imprimió su primer ejemplar el 4 de julio de 1953. Ambas instituciones tienen vínculos muy estrechos, pues sus fundadores –Marta Pérez, Pili de la Rosa, Demetrio Menéndez y Miguel de Grandy, hijo—tuvieron sus primeras reuniones organizativas en el hogar del Dr. Horacio Aguirre, director de El Diario, quien no ha escatimado esfuerzos por apoyar a Grateli durante todos estos años.

Hay otras razones que animan este esfuerzo. El Maestro Roig escogió a Marta Pérez para la grabación de Cecilia. Y la soprano le aseguró al Maestro que mientras ella viviera Cecilia Valdés no dejaría de representarse. La primera vez que la llevaron a las tablas en Miami, Marta compartió el papel con esa otra gran soprano cubana Blanca Varela. Marta Pérez falleció hace dos años, pero Grateli ha querido cumplir con la promesa que le hizo al compositor.

¿Por qué menciono en el título la vigencia de “Cecilia Valdés”? Primero, porque la música es atemporal y los valores sinfónicos de esta zarzuela no pasarán nunca de moda, ni dejarán tampoco de haber en el mundo historias de amores, desamores, celos, venganzas, crímenes pasionales. La novela original fue escrita por un hombre que vivió prácticamente la mitad de su vida fuera de Cuba, pero que logró sin embargo dejarnos el mejor testimonio de la vida en la Isla en el Siglo XIX, de la misma forma que hoy tantos desterrados continúan contribuyendo a la cultura cubana. Asimismo hay temas en la trama, como el racismo y el abuso del poder, que lamentablemente aún no se han resuelto en Cuba.

Debemos anotar que el Maestro Roig utilizó un género fundamentalmente español para lograr un teatro lírico de la mayor cubanía, lo cual indica, más que nada, que se trata de una obra universal.

Ojalá que en las dos funciones que se ofrecerán este fin de semana no haya un asiento vacío. Será una forma de mostrar nuestro apoyo y gratitud a “Grateli” y al “Diario Las Américas” que tanto han hecho por nuestra comunidad, y de disfrutar de Gran Teatro Lírico, como corresponde a las siglas de Grateli. 

Ojalá sirva también para que despierte en algunos el interés por saber más sobre esa historia, literatura y música de Cuba que trascienden siglos, fronteras e ideologías. Cecilia Valdés, reflejo de nuestro pasado, puede, si nos hace reflexionar, ayudarnos a todos a forjar esa Cuba mejor que soñamos.

Las representaciones de “Cecilia Valdés” serán en el Miami Dade Auditorium, 2901 W. Flagler Street, el sábado 23 de julio a las 8:15 pm y el domingo 24 a las 3:15 pm. Para boletos, llame al (305) 642-6935.

Reproducido del Diario Las Américas, Miami

No hay comentarios:

Publicar un comentario