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El domingo del Trigo
y de la Cizaña
Crecer y florecer hacia arriba, hacia el cielo,
cuando tantas cosas me empujan
a ser pequeño con los alimentos de la tierra.
¿Cómo
se hace, Señor?
Convivir con lo que no me deja ser ni vivir.
Sembrar la bondad cuando sólo me responde el mal.
Animar al que, al lado, desanima mis ilusiones.
¿Cómo
se hace, Señor?
Mirar al mundo con un poco de optimismo
Volcarse en el mundo brindando esperanza
Andar por el mundo sin juicios ni prevenciones.
¿Cómo se hace, Señor?
Apartar de mí la parte de cizaña
que hace que mi pensamiento esté confundido.
Apartar de mis pies la cizaña del inmovilismo,
de una fe fácil, sin trascendencia y conformista.
Apartar de mi lengua la cizaña de mis palabras
que hieren, cortan, distancian, ofenden.
¿Cómo se hace, Señor?
El alcanzar la paciencia
ante tanto que queda y aguarda por hacer.
El alcanzar la paciencia
cuando ves que la cizaña del mal
brota y se agiganta
más rápidamente que las semillas del bien.
¿Cómo se consigue todo eso, Señor?
Dame valor en la lucha
Perseverancia en mis obras
Ilusión en mi siembra
Comprensión hacia mis adversarios
Caridad en mis juicios
Seguridad en mis caminos
Esperanza en lo que hago,
digo, siembro y medito.
Javier Leoz,
www.betania.es
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