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FASCINACIÓN Y TERROR
- Por Elsa M. Rodríguez
Para que nadie olvide, especialmente aquellos que
vivieron en carne propia los horrores de la filosofía más sanguinaria y cruel de
los tiempos modernos, es que en el ala norte del Salón de Congreso en
Nuremberg, Alemania, justamente en los terrenos donde se reunían los miembros
del Partido Nazi, se ha creado un Centro de Documentación. En este lugar hay
una exhibición permanente llamada "Fascinación y Terror" en la cual
se muestran los orígenes, relaciones y consecuencias de la tiranía ejercida por
este tipo de Socialismo Nacionalista.
A este exhibición perfectamente documentada con
fotos y películas (no de Hollywood como dirían algunos, sino hechas por los
mismos miembros del Partido Nazi) acuden a visitarla muchas personas, siendo
los grupos de visitantes más importantes aquellos formados por jóvenes nativos
que toman nota y son instruidos para que una barbaridad como la ocurrida bajo
la ideología de Adolfo Hitler nunca más se repita.
Caminar por la explanada donde reunía miles de
jóvenes cegados por la idolatría a un individuo que pretendía el control del
mundo y la eliminación de aquellos a los que él consideraba inferiores, mirando
a una enorme Swástica, y dando gritos de aprobación al Fuhrer, quien había
aprobado las llamadas "Leyes de Nuremberg" que condujeron al
Holocausto judío, le hace sentir a uno impotente, porque también hoy existen
mentes anormales como la de Hitler que con sus ideas peregrinas están
confundiendo a las masas con sus métodos totalitarios.
Afortunadamente los militares que secundaron a
Hitler fueron juzgados en esta misma ciudad y hoy la misma es un monumento para
que la gente no olvide, para que todos aquellos que puedan sentirse atraídos
por la fascinación que da el poder, comprendan el terror que resulta como
consecuencia de estas ideas disparatadas.
En Nuremberg nadie quiere oír hablar del Nazismo,
sin embargo en muchas ciudades de América Latina tenemos hoy a muchos
"fuhrers" que estimulan el populismo para perpetuarse en el poder. Ojalá
que el pueblo de estas ciudades recapacite para que las generaciones futuras no
se vean obligadas a celebrar un nuevo juicio como el de Nuremberg.
Elsa M.
Rodríguez
Hialeah,
FL
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