Juntas para siempre
Martha Pardiño
A mi querida madre,
que al
despedirme de ella
cuando abandoné la isla en Junio de 1962,
le prometí que nos
veríamos pronto,
y nunca más pudimos abrazarnos.
No fue más que la sombra fugaz
de la alegría,
lo que duró el tiempo vivido
con mi madre.
¡Al dejarla sentí que la
perdía, que si regresaba
a mi patria algún día, ya no
iba a encontrarla!
Y las horas se volvieron días
y los días años;
y nuestras cartas, como
golondrinas, como mariposas,
iban y venían, y unas con
llanto, otras con alegrías,
¡convertidas en rosas,
perfumaban tus sienes madre mía!
Recuerdo aquella Habana
luminosa y bullanguera,
aquel café con leche
cotidiano, el portal de
mi casa en Vista Alegre, el
arroz con pollo dominguero,
los programas de radio, tu
amor y tus desvelos.
Cuando estemos juntas en el
cielo, te hablaré del exilio,
de tus nietos, de Cuba, del
dolor de perderte, y la alegría
de poder abrazarte
nuevamente… ¡y en esa nueva vida diferente,
te prometo, querida madre mía,
que viviremos juntas para siempre!
Martha Pardiño
Mayo 9, 2011
Querida Lolita:
ResponderEliminarMil gracias por publicar mi humilde poesía en tu Blog. ¡Qué bella esa rosa blanca!
Fíjate si el mundo es chiquito, que nuestro amigo George Briz, me felicita por la poesía que salió en tu blog y que una prima le mandó.
Mil gracias y un abrazo, querida Lolita.
Martha
Sí que el mundo es chiquito: la prima de tu amigo es María del Carmen Expósito, a la que agradeezco mucho todas las veces que reenvía a su lista las entradas del blog que le gustan. ¡Y no es la primera vez que lo hace con uno de tus poemas! Abrazos, Lola
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