Hermanos al rescate de balseros, asesinados el 24 de febrero de 1996:
Armando Alejandre, Jr.,
Carlos Costa,
Pablo Morales y
Mario de la Peña
Cuatro mártires
La tarde sobre el Caribe
caía como un pañuelo.
El sol iba hacia Occidente
con su cansancio ecuménico,
y las olas esperaban,
con su hambruna de milenios,
afiliándose al salitre
para un festín de balseros.
Al frente Cuba, la niña
que fue violada en enero:
flor que ya no es flor, le faltan
el aire, la luz y el riego:
la huérfana del planeta,
la esclava de terciopelo...
Era otro triste, otro triste
24 de febrero.
Los Hermanos al Rescate
-rescate de todo un pueblo-,
realizaban su tarea
de corazones en vuelo,
sin redoble de tambores,
ni medallas sobre el pecho.
Eran palomas de paz
en rutas de mar y cielo.
De pronto, vino la muerte
con su designio de fuego:
-serpientes con alas rusas,
gavilanes del veneno-,
y con un grito cobarde
se hizo trizas el silencio.
Hoy Cuba tiene otras cuatro
luces en su firmamento;
cuatro estrellas en su asta,
cuatro palmas en su huerto,
cuatro nombres en su historia
y la luz de cuatro espejos.
Y ahora que no nos vengan
La tarde sobre el Caribe
caía como un pañuelo.
El sol iba hacia Occidente
con su cansancio ecuménico,
y las olas esperaban,
con su hambruna de milenios,
afiliándose al salitre
para un festín de balseros.
Al frente Cuba, la niña
que fue violada en enero:
flor que ya no es flor, le faltan
el aire, la luz y el riego:
la huérfana del planeta,
la esclava de terciopelo...
Era otro triste, otro triste
24 de febrero.
Los Hermanos al Rescate
-rescate de todo un pueblo-,
realizaban su tarea
de corazones en vuelo,
sin redoble de tambores,
ni medallas sobre el pecho.
Eran palomas de paz
en rutas de mar y cielo.
De pronto, vino la muerte
con su designio de fuego:
-serpientes con alas rusas,
gavilanes del veneno-,
y con un grito cobarde
se hizo trizas el silencio.
Hoy Cuba tiene otras cuatro
luces en su firmamento;
cuatro estrellas en su asta,
cuatro palmas en su huerto,
cuatro nombres en su historia
y la luz de cuatro espejos.
Y ahora que no nos vengan
con diálogos y con frenos,
con bálsamos para el odio,
y risas para el infierno.
Que a cien años de la sangre
mulata sobre San Pedro,
sólo nos queda una ruta
sembrada por cuatro muertos:
¡Alzar de una vez por todas
el machete de Maceo!
con bálsamos para el odio,
y risas para el infierno.
Que a cien años de la sangre
mulata sobre San Pedro,
sólo nos queda una ruta
sembrada por cuatro muertos:
¡Alzar de una vez por todas
el machete de Maceo!
Luis Mario
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