20 de febrero de 2011

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LAS VARIADAS FACETAS DEL CASO DE SOR INTERNET

- Ana Dolores García
El tema, como era de suponer, ha provocado la efervescencia de muchos de los defensores de sor Internet, detractores de la superiora de su convento y hasta de la Iglesia y sus instituciones.  Personalmente no acostumbro a ver las cosas blancas o negras, sino a tratar de distinguir los múltiples matices grises que pueden integrarse en el color definitivo de un todo.

Es por ello que al colgar en este blog hace dos días un comentario inicial sobre un suceso que por lo visto ya tiene encandilados a los miembros de Facebook y de Twitter, dejé claro mi comentario al respecto: Facebook, una red social en la  que en estos momentos (5.45 pm  del  sábado 19 de feb), ya esta religiosa cuenta con 5,310 amigos virtuales, es incompatible con una vida de clausura. Ojo: una vida de clausura no es lo mismo que la vida de una religiosa no de clausura.  

Resulta sorprendente ver cómo sus simpatizantes  califican esa su pertenencia a una red social como  labor evangelizadora y, siguiendo lo que se sugiere en periódicos y noticias, atribuyen este hecho a una supuesta expulsión del convento.   
Y resulta sorprendente porque ni la propia sor Internet hace referencia a ello.  En cambio, culpa de una expulsión (que no es tal, ya se va descubriendo) simplemente a la envidia de otras religiosas. Es decir, se trata de una inusual rencilla entre monjas, mantenida  muy poco cristianamente tanto por la propia internauta como por las keniatas, (las discusiones nunca se pueden mantener de un solo lado).  Rencilla, situación tensa que afecta la paz conventual, a la que la superiora pensó podría poner fin pidiendo a sor Internet que abandonara el convento temporalmente para un tiempo de reflexión.

Al contrario de lo que intentaba, se abrió la caja de Pandora gracias al sensacionalismo y superficialidad de una prensa que, por ignorancia o mala intención, no siente empachos en crear y azuzar discusiones, en este caso sobre una situación que no se conoce a fondo.   

En el blog  Peregrinos (http://peregrinos-robertoyruth.blogspot.com/) se refieren  a “que hace años que la dominica de clausura María Jesús Galán comenzó a tener problemas graves de convivencia con su comunidad”. Esto lo avalan con la opinión de quienes la conocen y han expresado “que tiene un carácter fuerte y tendiente a las depresiones psicológicas”. Otros la califican de "persona descentrada y un tanto extraña en su forma de ser y de actuar", (notas de carácter que ella misma reconoce tener, según abundan en el ABC de Madrid).

Que durante su vida en clausura hizo una labor muy meritoria clasificando todo el material y documentación de la biblioteca y archivos del convento, nadie lo duda. Hasta fue premiada de modo oficial al otorgársele una Placa de Reconocimiento al Mérito Regional por el gobierno de Castilla-La Mancha. En aquella oportunidad hizo declaraciones a la prensa: "Me he sentido realizada totalmente en la vida religiosa. Me siento orgullosa de ser monja de este convento y todo lo que he sido, hasta 'Sor Internet', ha sido gracias a este monasterio. Si no hubiera sido monja no me habría conocido nadie", afirmaba entre risas. La última frase es de destacar.

Una aseveración publicada en las crónicas iniciales de este provocado escándalo, se contradice con informaciones posteriores. Se dijo que la superiora tiene facultad suficiente para la expulsión del convento de una religiosa, y que no necesita consultar con las autoridades de la diócesis o arquidiócesis, lo cual es falso, "porque para hacerlo hay que poner en marcha un complejo proceso de exclaustración que tiene que llegar hasta Roma." Proceso que no ha tenido lugar porque, simplemente, no ha habido orden de expulsión alguna, sino recomendación de un período de reflexión fuera del convento.  Algo que, por demás, es bastante frecuente que suceda tanto a religiosas como a sacerdotes, para que revaloren su verdadera vocación.

Como expresa ABC.es en su seguimiento del tema,  “en estos momentos, la religiosa  tiene la opción de pedir el traslado a otro convento de la misma orden religiosa en lugar de apuntarse a las filas del paro”.  Una Orden o convento, eso sí, que no sea de clausura.  Seguramente la admitirán y  le permitirán, mientras no se altere por ello la paz del convento ni aflore la discordia,  continuar con su afición de internauta para aprovecharla en una verdadera labor de apostolado cristiano, incluso desde Facebook.

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