EL PALACIO DE SANTOÑA,
UNA BELLEZA DESCONOCIDA DE MADRID.
El Palacio de Santoña en Madrid, un edificio de cinco siglos tan desconocido como interesante, guarda en su interior la mayor colección de pinturas murales de la ciudad. Cuando se pasa frente a él ¿se le ocurre a alguien pensar en los tesoros artísticos que encierra dentro, juzgando su aspecto exterior tan austero?
Su construcción data de 1576 y perteneció en su origen a los marqueses de Fresneda y vizcondes del Fresno. En 1731 fue adquirido por el político y banquero navarro Juan Francisco Goyeneche, quien contrató a Pedro de Ribera, continuador del estilo barroco de Churriguera para reformar el palacio.
Fallecido Goyeneche en 1744, su viuda Maria de la Cruz Acedo siguió residiendo en el palacio hasta su muerte. En 1800 el palacio fue alquilado por los sucesores de Goyeneche a la Contaduría del Pósito Real, siguiendo la costumbre familiar de rentabilizar sus construcciones.
Tras la guerra de la Independencia volvió a ser habitada por los condes de Saceda, pertenecientes a la poderosa familia de los Goyeneche, hasta el año 1874. Ese año es adquirido por don Juan Manuel de Manzanedo, Marqués de Manzanedo y Duque de Santoña, del que toma su nombre actual. Bajo la magnificencia de los Duques de Santoña, el palacio adquiere la categoría de los más representativos palacios del siglo XX.
El Duque de Santoña falleció el 19 de agosto de 1882. Poco antes de su muerte llegó su hija desde Cuba para, después de su muerte, denunciar a su madastra por la herencia de su padre. Tras diez años de pleitos, en los que la duquesa viuda se vio traicionada por sus abogados y administradores, el juicio terminó con fallo a favor de la hija. En el año 1893, arruinada a consecuencia del largo proceso, y por embargo judicial, la duquesa de Santoña debió abandonar el palacio.
La propiedad pasó entonces a José Canalejas, político del partido Liberal, que lo habitó hasta el día de su muerte en 1912. Su viuda continuó ocupando el palacio y a su muerte la propiedad pasó a uno de sus sobrinos, que la vendió en 1933 a la Cámara de Comercio e Industria de Madrid, su actual propietaria.
El Salón Japonés |
El aspecto exterior del edificio muestra las trazas típicas de los palacios madrileños del siglo XVIII, pero en su interior, cuando en el siglo XIX los duques de Santoña adquirieron el palacio lo adaptaron a los gustos de la época, con decoración exótica de influencias orientales, que se ha conservado hasta la actualidad.
Plafón en el techo del Salón Luis XIV |
Varios salones del palacio son dignos de nombrar por su valor artístico: El Salón de Fiestas, que incluye varios cuadros atribuidos a Francisco Sans, y que representan el origen del título de Santoña y una alegoría de las cuatro estaciones. El Salón Japonés, el Salón de Almuerzos, la Rotonda… Todos ellos con decoraciones alegóricas en los techos y valiosos tapices y frescos en sus paredes.
El Palacio de Santoña se encuentra en la Calle de las Huertas esq. a la Calle del Príncipe, Madrid.
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