31 de octubre de 2010


MACHU PICCHU
- Su real historia -
- Julio Valdivia Carrasco

- Mucho tiempo después de Babilonia, la Gran Muralla y las Pirámides, los hombres fueron a instalarse en un lugar alto, colgado, casi inaccesible : Machu Picchu.

Muy pocos conocen la auténtica historia de esta maravilla humana debido a que estuvo oculta a la vista de las personas hasta el siglo XX, y la mayoría de los cronistas de los siglos de la conquista no lo mencionaron ni recibieron información alguna sobre su existencia.

Es un error muy común atribuir al Inka Pachakuteq, hijo de Wiraqocha, la construcción de Machu Picchu. La construcción de esta hermosa ciudadela Inka en el cerro empinado, que hoy conocemos como Machupicchu, fue durante el apogeo del Inka Wiraqocha, octavo rey del Cuzco.


 El Inka Wiraqocha ordenó la construcción en dicho cerro de un hermoso palacio, templos para el dios Sol y la diosa Luna y numerosas casas para albergar a sus bellas mujeres (Aqllakuna), similares a los que existían en el Cuzco. Por su semejanza con la ciudad del Cuzco los pobladores lo denominaron “El pequeño Cuzco”. (Uchuy Qosqo)

Machu Picchu cumplía, sin lugar a dudas, una función específica: ser el lugar favorito del Inka Wiraqocha para su descanso y recreación. En el entorno había hermosos lugares especialmente acondicionados para llevar a cabo actividades de recreación: deporte, caza, teatro, danzas, etc.

Kusi, uno de los hijos menores de Wiraqocha, sin oír los consejos de su padre, quien le pedía someterse humildemente a los Chankas, hizo frente al ejército invasor y lo derrotó en sangrientas batallas. Desde ese momento Kusi Yupanki asumió virtualmente el poder, creó su propio ejército y el Consejo Real de Wiraqocha se sometió a él.

Pachakúteq (Kusi)

Mientras se desarrollaba la batalla entre Inkas y Chankas, Wiraqocha observaba con mucha tristeza, -desde su lugar de recreo convertido temporalmente en su refugio- la invasión Chanka a su territorio. El lugar en el que Wiraqocha se refugió ante el ataque Chanka fue denominado como “El mirador de la tristeza” (Llaki qawana). En la actualidad los cuzqueños lo denominan “Lugar de donde se mira el rayo” (Kaqya)

El joven triunfador ofreció con humildad el botín de guerra a su padre Wiraqocha, quien con desprecio respondió que su hijo y sucesor Urko, un ebrio empedernido y depravado sexual, debía recibir dicho botín. Kusi Yupanqui, ofendido por el desplante de su padre, expresó con indignación:

«...que él no había ganado victoria para que se lo pisasen semejantes mujeres como eran Ynga Urco y los demás sus hermanos...» (Juan de Betanzos)


Resentido por el desplante que su padre le había hecho, Kusi Yupanki volvió al Cuzco para consolidar su poder y dedicarse a la reconstrucción y embellecimiento de la ciudad. Pero también planificó en secreto la muerte de su principal rival: su hermano Urko. Hecho que se llevó a cabo poco tiempo después.

Wiraqocha, fuertemente conmovido y triste por el asesinato de su querido hijo Urko, decidió quedarse para siempre en su ciudadela y no ver más a su joven y victorioso hijo Kusi Yupanki, a quién odiaba en lo mas profundo de su ser. 

Solamente una hábil estrategia de su Consejo Real hizo salir a Wiraqocha de su refugio para visitar el Cuzco: Le dijeron que su hijo Kusi lo invitaba para que observara personalmente la transformación que se había realizado en su principal ciudad.

Una vez en el Cuzco, Wiraqocha, aún sorprendido por la victoria de su hijo ante los Chankas, resignado ya por la muerte de su hijo preferido y sucesor Urko, y admirado por el poder alcanzado por su despreciado hijo, al ver la gran transformación de la ciudad del Cuzco llamó a su hijo Kusi: “Transformador del mundo” (Pachakuteq)


Kusi no quiso esperar más tiempo para convertirse en rey y rápidamente arrancó la borla de la cabeza de su padre y se la colocó él mismo, haciéndose reconocer desde ese momento como rey absoluto adoptando el apelativo que su padre le había dado: PACHAKUTEQ. Humilló vilmente a su padre haciéndolo arrodillarse frente a él y ordenándole beber gran cantidad de chicha inmunda. 

Finalmente lo desterró a vivir hasta su muerte en su “centro de esparcimiento”, ahora convertido en su morada de tristeza y desamparo. El Inka Pachakuteq comenzaba así a hacer conocer su auténtica personalidad de rey déspota, cruel y vengativo.

Luego de haber padecido diez años de soledad, el rey Wiraqocha falleció. Su hijo Pachakuteq ordenó, en desprecio a su padre, el total despoblamiento y abandono de la ciudadela llamada Llaki qawana (Que hoy conocemos como Machu Picchu). 

Desde entonces se inició el deterioro de sus hermosas edificaciones siendo paulatinamente cubierto por una densa vegetación. Sólo quedaría en la memoria de algunos de sus pobladores, quienes lo fueron transmitiendo sigilosamente a su descendientes como una lejana y triste realidad.

En 1900 un campesino local llamado Agustín Lizárraga se atrevió a visitar las ruinas quedando profundamente impresionado por la grandiosidad de sus edificaciones. 

Finalmente, en el año de 1911 el explorador norteamericano Hiram Bingham, profesor de la Universidad de Yale, fue informado por el campesino Lizárraga de la existencia de la ciudadela Inka, perdida en un cerro llamado Machu Picchu, y fue guiado hasta dicho sitio. Su sorpresa fue inmensa e inmediatamente se adjudicó el descubrimiento y lo comunicó orgullosamente a su sede. 

Hiram Bingham

Seguidamente se apropió de gran cantidad de los tesoros que halló (más de 5000 piezas) y lo envió y/o llevó a los EE.UU. Hoy las autoridades peruanas están tratando de recuperar ese valioso patrimonio histórico del Perú.

*Julio Valdivia Carrasco. Nació en Ayacucho - Perú, el año de 1941. Ejerció la docencia universitaria en varias universidades del Perú entre ellas la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Fue uno de los fundadores de la Facultad de Ciencias Histórico - Sociales y Educación de la Universidad Nacional Pedro Ruiz Gallo de Lambayeque, donde ejerció el Decanato de dicha Facultad. Retirado ya de la docencia en la actualidad prosigue sus investigaciones en el campo de la filosofía, las ciencias sociales y la historia. E-Mail : jvc400@hotmail.com

Extractado de un pps enviado por el Dr. Víctor Romero Sóñora. 

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