5 de noviembre de 2010

LA NOTICIA MONDA Y LIRONDA

* Ana Dolores García

* Con la “bendición” implícita de Raúl Castro, el complaciente agradecimiento del Cardenal Ortega y la presencia cómplice de otros dignatarios de la Iglesia local y extranjera, se acaba de inaugurar un nuevo seminario en La Habana. La prensa mundial ofrece la noticia en bandeja de plata y se empeña en destacar en sus titulares las buenas relaciones actuales entre Iglesia (o al menos el Cardenal) y el gobierno cubano. 

“Buenas relaciones” que se limitan a una interesada y dual actitud por ambas partes: Cardenal y Gobierno. El Cardenal le acaba de sacar las castañas del fuego a la dictadura castrista con su “mediación” para “liberar” unas cuatro decenas de presos políticos y de conciencia.

Cabe preguntar, sin embargo, ¿Liberación o conmutación de la sanción carcelaria? Porque el que los dejen salir de esas cárceles inmundas en las que algunos han estado encerrados más de una veintena de años, está condicionada a que abandonen Cuba sin posibilidad de regreso. Es decir, como en aquellos tiempos en que éramos colonia de España, cuando a los independentistas cubanos que apresaban y no morían en el cadalso o en la manigua los condenaban al “destierro”.

Sólo a eso se reduce la “mediación” del Cardenal, pero ha sido suficiente para, ante la opinión mundial, dar al rostro del régimen y de su nuevo hombre fuerte, Raúl Castro, un ligero maquillaje. Sólo eso es la pretensión de la presencia de “un cambio”: maquillar algo el aparente ablandamiento de un sistema que durante más de medio siglo ha mantenido subyugada a la Iglesia cubana, al tiempo que ha ejercido férreamente su despotismo e intransigencia sobre todo un pueblo que languidece entre la miseria y la abulia.

La ceremonia en sí, a pesar de que diera lugar a la apertura de un nuevo seminario, fue toda ella una ceremonia hipócrita. Pero en fin, ya lo sentenció Francisco Quevedo con mordacidad contundente hace muchos años: «La hipocresía exterior, siendo pecado en lo moral, es grande virtud política».

ACLARACIÓN: La exageración manifiesta e inicial de la información ofrecida por la prensa escrita, televisiva y digital, ha ido cediendo a la realidad. Lamento que, dejándome guiar por esa falsa información, me refiera en el anterior comentario a "un nuevo seminario".  Ni siquiera se trata de eso: es simplemente un nuevo edificio al histórico seminario de La Habana, el de San Carlos y San Ambrosio, que funciona en La Habana desde el siglo XVIII. Valga la aclaración.

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