UN ÚLTIMO REFUGIO PARA BURROS
Guillermo D Olmo
ABC-Madrid
Los tiempos cambian, y el burro ya no campa por el agro español como antaño. La mecanización de los trabajos agrícolas ha ido desplazando a un animal que constituía una de las más reconocibles señas de identidad de los pueblos de España. El burro, poco a poco, desaparece.
Pero, ahora que escasea, una especie habitualmente acostumbrada a los varazos y a jornadas de faena interminables, se está encontrando con defensores inesperados. Como Dilfenio Romero. Hace 14 años, Dilfenio, que estaba acotumbrado desde su infancia a tratar con asnos en el pueblo toledano en el que creció, decidió montar un refugio en el que acoger ejemplares desamparados del animal que marcó su niñez. Así nació Burrolandia, el último paraíso de los pollinos en la Comunidad de Madrid.
En la actualidad, en Burrolandia viven, y viven bien, 43 burros. Junto a ellos hay gansos y también algunos caballos, pero los predilectos de Dilfenio son los burros. En Burrolandia se trabaja. Solo preparar las carretadas de verduras y pan que constituyen la cena de los borricos lleva un buen rato y unos cuantos viajes por la finca y no es ese el único quehacer.
Como cuenta Dilfenio, un burro vive entre 20 y 30 años. La mayoría de los que cuidan en este recinto son ya mayores y agotan sus días en un remanso de paz merecido tras una dilatada trayectoria de servicios agrarios. Dilfenio se sabe alguna historia conmovedora de algunos de ellos. «El más grande de todos los que tenemos, un animal magnífico, nos lo trajeron porque el dueño era un hombre ya mayor al que sus hijos querían ingresar en una residencia. Dijo que él no se iba hasta que no encontraran quien se hiciera cargo del burro que llevaba trabajando con él toda la vida». El animal en cuestión se pasea hoy por Burrolandia, con el lomo completamente hundido pr décadas de cargar, pero feliz.
Burrolandia se encuentra en un paraje apartado de la localidad de Tres Cantos. Los domingos abre sus puertas para el público, especialmente el infantil, que pueda estar interesado en visitar a los orejudos residentes del lugar. También se puede colaborar con el sostenimiento del proyecto en la página web de Burrolandia , donde también figura más información sobre las actividades de la asociación.
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