18 de junio de 2010



Plaga de cotorras
dispara las alarmas en Madrid


Las cotorras argentinas se han convertido en un problema. Dicen de ellas que sólo hacen dos cosas: comer o reproducirse. Teniendo en cuenta que cada ejemplar vive una media de diez a doce años y que a lo largo de su vida puede llegar a tener medio centenar de crías, resulta fácil pensar que allá por donde van se convierten en los auténticos amos. En Madrid no son una excepción. La capital comienza a hablar de plaga y, por este motivo, las administraciones han decidido ponerse manos a la obra.

Los primeros estudios datan la presencia de este ejemplar exótico en Madrid desde 1985. Simpáticas aves de no más de 30 centímetros, cola larga, plumaje verde brillante y azul, pico amarillento y pecho gris. Su comercio como especie exótica en cautividad fue todo un éxito. Pero todo cambió desde que a un particular le dio por soltar una pareja en un campo de golf. Desde entonces, la agradable y cómica cotorra argentina se ha convertido en una amenaza y una pesadilla para las personas que conviven cerca de sus colonias. Sus vocalizaciones, graves y estridentes, ya no hacen tanta gracia.

Se trata de aves que se han adaptado con una asombrosa facilidad al entorno madrileño. Optan por los climas cálidos y templados, por eso, cuando llega el invierno en la capital, suele pasar mucho tiempo encerrada en el nido. Árboles como los pinos, eucaliptos, cipreses, plataneros y enredaderas son sus favoritos para instalarlos. Necesita que sean altos y, sobre todo, fuertes, para soportar el peso de estas construcciones hechas con ramas entrelazadas.

Uno de los grandes problemas que generan estas aves es que sus «hogares» pueden llegar a tener unas dimensiones considerables, con el consiguiente peligro que eso puede suponer en caso de desprendimiento. Se han dado casos de encontrar hasta 70 cámaras —en cada una de ellas viviría una pareja— en un solo nido. En la capital, por ejemplo, ya se han visto obligados a desmontar alguno de ellos. Sin embargo, las cotorras los vuelven a construir enseguida.

ABC, Madrid
Ilustración: Google
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2 comentarios:

  1. ¡Y vaya con las cotorras! le están haciendo la competencia a las palomas.
    ¡Pero son tan cute!

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  2. Este tema de las cotorras me recuerda a las cotorritas que habitan en los preciosos árboles de Lincoln Road, en Miami Beach. Cuando uno se sienta en un tramo de ese paseo, ya sea para descansar o en una heladería para disfrutar de un delicioso helado de mamey o de mango, la vista se encanta viendolas volar y es un placer oír el ruido de sus cantos, que no se parece nada al del canario, pero me alegra el espíritu.

    En otras partes del paseo donde no hay arboles, ellas no están.

    Martha Pardiño

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