Robin Hood en la literatura
Desde la Edad Media a nuestros días, canciones y baladas, novelas o piezas de teatro, "comics" o "muñequitos", han ido construyendo el mito de Robin Hood de acuerdo a sus respectivas épocas. Entonces vemos a Marian jugar tanto el papel de una guerrillera como el de una jovencita sumisa, o, al mismo Robin, presentado ya sea como un bandido o como un noble que combate por una causa justa.
La primera mención indirecta -manuscrita- de Robin Hood ha sido hallada en Pedro el Labrador, (año 1377), un poema medieval donde uno de sus personajes alega conocer «las rimas de Robin Hood».
Al iniciarse el siglo XVI, y con la impresión de numerosas baladas, Robin aparece en ellas como un caballero (gentleman), nombre que era dado en esta época a los comerciantes o granjeros independientes.
Fue a fines de ese propio siglo que Robin “adquiere” un título de nobleza y un apellido, llamándosele indistintamente «Robin de Locksley», o «Robert Fitz Ooth, conde de Huntington». Y se le presenta como todo un personaje en la Tercera Cruzada liderada por Ricardo Corazón de León.
El personaje de Marian, a la que también se le llama a veces Marión o Matilde, surge en el siglo XIX a la par que la figura de Robin Hood comienza a verse como un rebelde sajón que combate a los normandos, tal como aparece en Ivanhoe, Walter Scott. El novelista recrea esta época en su novela al narrar las luchas entre normandos y sajones. Allí aparece como aliado de Yvanhoe Robin de Locksley, un noble sajón que regresa de una cruzada en la que combatió junto con Ricardo Corazón de León, hermano de Juan sin Tierra.
Posteriormente en 1833, surge otra importante obra cuando Howard Pyle publica “Las aventuras de Robin Hood”, con la única ausencia de Marian entre los personajes. Otras adaptaciones de la leyenda se suceden y repiten y repiten los mismos episodios y situaciones.
En 1958 dos obras de teatro “recuperaron” la figura del Conde de Hunttington, el que celebra su matrimonio y recupera el Título Nobiliario "perdido" en los vericuetos de su novelada e imaginaria vida.
Ilustración: Google
Fuente: web
La primera mención indirecta -manuscrita- de Robin Hood ha sido hallada en Pedro el Labrador, (año 1377), un poema medieval donde uno de sus personajes alega conocer «las rimas de Robin Hood».
Al iniciarse el siglo XVI, y con la impresión de numerosas baladas, Robin aparece en ellas como un caballero (gentleman), nombre que era dado en esta época a los comerciantes o granjeros independientes.
Fue a fines de ese propio siglo que Robin “adquiere” un título de nobleza y un apellido, llamándosele indistintamente «Robin de Locksley», o «Robert Fitz Ooth, conde de Huntington». Y se le presenta como todo un personaje en la Tercera Cruzada liderada por Ricardo Corazón de León.
El personaje de Marian, a la que también se le llama a veces Marión o Matilde, surge en el siglo XIX a la par que la figura de Robin Hood comienza a verse como un rebelde sajón que combate a los normandos, tal como aparece en Ivanhoe, Walter Scott. El novelista recrea esta época en su novela al narrar las luchas entre normandos y sajones. Allí aparece como aliado de Yvanhoe Robin de Locksley, un noble sajón que regresa de una cruzada en la que combatió junto con Ricardo Corazón de León, hermano de Juan sin Tierra.
Posteriormente en 1833, surge otra importante obra cuando Howard Pyle publica “Las aventuras de Robin Hood”, con la única ausencia de Marian entre los personajes. Otras adaptaciones de la leyenda se suceden y repiten y repiten los mismos episodios y situaciones.
En 1958 dos obras de teatro “recuperaron” la figura del Conde de Hunttington, el que celebra su matrimonio y recupera el Título Nobiliario "perdido" en los vericuetos de su novelada e imaginaria vida.
Ilustración: Google
Fuente: web
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