13 de junio de 2010



Mi perfume para ti, Señor,

el de mi arrepentimiento,
consciente de mis errores
pero sabiendo que me esperas Tú,

el de mi alegría
dejando el yugo de la tristeza
y participando de la fiesta de tu Amor.

Soltándome de lo que me hace esclavo
para ser libre al sostenerme de tu mano,

siendo de los tuyos, Señor,

y vertiendo sobre tus pies
las lágrimas de mi vida pasada y tan vacía.

Mi perfume para ti, Señor,
Porque me ofreces
lo que nadie jamás me ha brindado.


Porque, sin más riqueza que mis pecados,
quieres que participe
del amor que Dios nos trae.


Mi perfume, por eso y por mucho más,
para Ti, Señor.

Javier Leoz, betania.es
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