19 de junio de 2010

¡Ay Mamá Inés!


¡Ay, Mamá Inés!

Mamá Inés -su melodía y su sandunguero estribillo-, no se quedaron en Cuba. Recorrieron el mundo y todavía hoy lo hacen. A la inmensa red que es la web se me asoma una página que, insospechadamente, habla de “¡Ay, Mamá Inés!” Es una página que mantiene alguien en nombre de la División Azul, la que marchó hasta a la URSS cuando la Guerra Civil Española y la II Guerra Mundial, en lucha contra el comunismo y el anarquismo en los finales de los años 30 y el comienzo de los 40.

Así nos enteramos que “¡Ay Mama Inés!” fue una de las canciones más populares de las que estaban en boca de aquellos soldados en sus tiempos de descanso entre combate y combate. Y para quienes no la saben, la página nos reseña la historia de la canción y de quién fue su autor.

Pero dejo que esa historia nos la cuente Antonio Vega, en su artículo sobre Eliseo Grenet, publicado en el blog Cubamusical.blogspot.com en enero 2010:

«… Eliseo Grenet estrenaría conjuntamente con Lecuona y con libreto de Aurelio Riancho, la zarzuela "Niña Rita", [también conocida como “La Habana de 1830”], que incluía el famoso tango-congó "¡Ay, mamá Inés!", y que convertiría en eterno y universal la voz de Rita Montaner.

El texto se inspiraba en un argumento de sainete costumbrista del XIX, que narraba la historia de Mama Inés, una negrita conga esclava y rumbosa, la cual recrea su tiempo bailando con un habano cubano en las manos. Ritual este que sólo interrumpe para saborear una taza de recién colado café. Se trataba de un personaje de la Cuba colonial que, según algunas investigaciones, ya formó parte de un número comparsa representado en 1868; otros, sin embargo, lo fechan en 1879.

Su estreno se produjo el 29 de septiembre de 1927 en el Teatro Regina, actual Casa de la Música de la Habana. La obra se iniciaba con la afamada canción. Rita Montaner salía al escenario y, mientras el personaje lustraba unos zapatos, cantaba ¡Ay, mamá Inés!... Sin embargo, en un inicio la pieza musical pasó desapercibida para el público.

Se dijo que ello se debió a la mala práctica existente en la época, de acudir tarde a las representaciones. Ello provocaba que habitualmente se perdieran el inicio de las obras, como fue el caso. Una mala costumbre, por otra parte, que rige todavía hoy en La Habana e incluso en muchos lugares de España.

Al parecer, Lecuona, -oportuno y visionario-, convenció a Eliseo Grenet de que trasladase el número de la primera escena para el quinto cuadro de la obra. Y así lo hicieron días después. Con ello llegaría el éxito y cambió el sino de la historia. Las reseñas de la época hablan que el público salía del teatro tarareando el pegadizo estribillo: “¡Ay, mamá Inés!... ¡Ay, mamá Inés!.... ¡Todo´ lo´ negros tomamos café!” Y la interpretación de Rita Montaner se convirtió en la gran revelación de la temporada.

Al año siguiente, Rita Montaner viajaría a París para sustituir a Raquel Mayer; y con ella viajaría su Mama Inés, siendo aclamada por crítica y público. Ya en el 28 grabaría en Estados Unidos sus primeros discos con piezas memorables como "Canción Azul" y "Siboney", de Lecuona; "El Manisero", de Moisés Simons y también "¡Ay, mamá Inés!”

Alejo Carpentier, testigo directo del éxito que tuvo Rita Montaner en París, escribiría que la canción «olía a trópico, tenía fragancia de fruta al sol, y auténtica alegría arrabalera». Y en España su éxito fue tal que años más tarde, en los 40, los combatientes españoles de la División Azul que fueron a luchar a Rusia al lado de las tropas alemanas durante la Segunda Guerra Mundial, la cantaban en sus ratos de ocio.

Pero, "¡Ay, mama Inés!”, daría para escribir curiosas historias. La propiedad del disco de gramófono, provocó un pleito entre dos casas impresoras de discos. La Víctor Talking Machine y la Columbia Gramaphone llegaron a disputarse su propiedad literaria en los tribunales.

Así lo recogía en una breve reseña en su edición del 11 de octubre de 1928, El Heraldo de Madrid. El juez encargó a un agente su documentación, quien determinó que la canción ya se cantaba en un sainete en el año 1879, siendo representada en el antiguo teatro del Correo. El juez acabaría declarando a “¡Ay, mamá Inés!” de dominio público, señalándose además que la reclamación de las discográficas se basaba en una falsa inscripción en el Registro de la Propiedad Intelectual.

“¡Ay, mamá Inés!”, se convertiría con el tiempo en una de las canciones cubanas más reconocidas en el mundo entero. Una pieza símbolo de su identidad cuya popularidad llega hasta nuestros días. »

Juan Perez nos agrega desde su página web
(www.juanperez.com/tradiciones/mamaines.htm),

que «como para que no se borre de la memoria de los que vienen detrás, de los que nunca tuvieron la oportunidad de disfrutar de los preciosos carnavales de la Cuba republicana, les recordamos que por las calles de La Habana siempre aparecía alguien que disfrazado de Mamá Inés marcaba con pasitos de conga el final del desfile de carrozas y comparsas, mientras un carro de charangueros con cornetas y timbales, tambores y maracas, la acompañaba para arrollar al compás de su pegajoso estribillo melódico:

"Ay Mamá Inés, ay Mamá Inés, todos los negros tomamos café»

Foto: Rita Montaner, Google
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