10 de agosto de 2009

El último aldabonazo
Luis Sánchez
(3ª y última parte de un artículo de Luis Sánchez, aparecido en el blog La Nueva Cuba)


Pero cuando llegó la hora de enseñar las pruebas, resultó que casi todas ellas incriminaban no a Sánchez Arango, sino a un socio.

Estaba claro que Chibás había cometido un error. El 5 de agosto fue a la emisora CMQ bastante abatido, en una atmósfera de tensión. La nación esperaba una respuesta espectacular. En esta ocasión, Chibás habló sólo un momento, y dijo que Galileo tenía razón al afirmar que la Tierra daba vueltas alrededor del Sol, aunque le faltaran pruebas para demostrarlo; advirtió contra Batista y «los coroneles del aceite de ricino» diciendo: «Camaradas de Ortodoxia, ¡adelante! ¡Por la libertad económica y la justicia social! ¡Echemos a los ladrones del gobierno! ¡Pueblo de Cuba, levántate y anda! ¡Pueblo de Cuba, despierta! ¡Este es mi último aldabonazo a tu puerta! Seguidamente la emisión se cortó, y él se disparó un tiro en el estómago con una pistola de 0,38.

Parece ser que Chibás había deseado que el ruido del disparo resonara por la radio, una especie de último llamamiento desesperado a la cordura; y probablemente sólo quiso herirse. De ser así, no logró ninguna de las dos cosas, porque el disparo se produjo cuando él ya no estaba en onda, y aunque duró diez días más, la herida era mortal. Falleció el 15 de agosto de 1951 (*) en los brazos de la Iglesia y de su hueste de admiradores desesperados.

Este acontecimiento sensacional provocó un gran escándalo como es lógico. Parecía que se completaba la obra de Chibás del descrédito de todas las instituciones establecidas. Incluso privaba a Sánchez Arango de la victoria moral sobre Chibás que se merecía. Chibás, al que se le concedieron honores de coronel muerto en el campo de batalla, tuvo un multitudinario funeral, y logró con su propia muerte la destrucción de la vida política cubana, incluso a costa de destruir su propio partido que nunca se recuperó después de su muerte, no pudiendo decidirse a encontrar un sucesor digno de él.

(*) El fallecimiento de Eduardo Chibás ocurrió el 16 de agosto, no el 15 tal como se expresa en ese escrito. Como ya advertí al comienzo de esta serie, su contenido es primordialmente reflejo de una opinión personal. Opinión que, al aportar datos y mencionar hechos, sirve de balance para hacer resaltar el lado humano -y como humano, imperfecto-, y reducir la dimensión de mito de un líder político de nuestra historia republicana, que fue y sigue siendo adorado por muchos, mientras que no pocos fueron los que desconfiaron siempre de su exacerbado populismo cercano a la demagogia. (adg)

Luis Sánchez,
blog La Nueva Cuba

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