Apuntes históricos sobre la serie “Isabel” de la tve
¿Cómo era un entierro musulmán
en tiempos del Reino de Granada?
En el capítulo 23 de 'Isabel' (lunes 11 de
noviembre), hemos sido testigos de la muerte de uno de los principales enemigos
de los Reyes Católicos: Muley Hacén.
La corte nazarí despide a su emir en su
entierro, en la cumbre del Mulhacén. (Cima de la Sierra de Granada que debe este
nombre precisamente al haber sido enterrado allí dicho Emir). ¿Cómo era esta
ceremonia en tiempos del Reino de Granada? Mabel Villagra, asesora histórica de
la serie, nos da todos los detalles.
Un entierro musulmán en tiempos del Reino de
Granada, seguía diferentes fases:
Lavado y amortajamiento
Era el primer paso de la ceremonia: el lavado (gusl)
y amortajamiento (kafan) del cuerpo, que era perfumado con alcanfor o
perfume de flores (azahar, jazmín) y amortajado con varias capas de lino.
Traslado del cuerpo
El cortejo fúnebre traslada el cadáver llevado en
angarillas (especie de camilla con patas); o entre los más humildes sobre
una tabla ancha. Los familiares iban primero con el imam. Se llevaba al difunto
de la casa a la mezquita o al cementerio directamente. La gente se
turnaba para llevarlo pues era precepto islámico y generador de baraka o bendición. Quien viera el
cortejo fúnebre debía levantarse en señal de respeto.
Rezo por el difunto
El siguiente paso era el rezo por el alma del
difunto (Salat al Yanaza), bien en la mezquita o en un oratorio al
aire libre (musal-là). Esta oración se hacía de pie mirando a La Meca y
calzados. Los orantes se disponían en hileras y preferentemente en números
impares. Las mujeres con parentesco más directo al difunto podrían estar, pero
siempre detrás de los varones y manteniendo una actitud de entereza y
resignación, y siempre que estén vigiladas por un tutor masculino (mahram) de
parentesco cercano.
Enterramiento
Se hacía en una fosa simple, excavada en el
terreno, de alrededor de 1,45 metros del altura, en la cual se situaba el
cadáver orientado en ángulo recto con la alquibla de la Meca; en el caso de al-Andalus
eje Noroeste-Suroeste. El cuerpo se disponía en decúbito lateral derecho, con
la cara orientada al Sur, los brazos recogidos hacia delante sobre la región
púbica y las extremidades inferiores ligeramente flexionadas.
Según recomendaban los preceptos religiosos, las
sepulturas debían ser individuales. Las fosas no se rellenaban de tierra y se
cerraban con una cubierta simple (tablones de madera, lajas de piedra...) sobre
la que se disponía un túmulo de tierra que representaba la señalización externa
de la tumba.
No se solía poner objetos como ajuar funerario,
aunque hay excepciones que entrarían dentro de las prácticas de un islam
popular, como algunas candelas aparecidas boca abajo en excavaciones españolas
que podrían tener origen una tradición preislámica anterior y que indicaría
simbólicamente la vida apagada.
Otra práctica en la época nazarí era la de
colocar los llamados "papeles de la muerte", unos pliegos con
versículos del Corán escritos con tintura de azafrán así como la de algún
talismán para supuestamente favorecer el viaje al Más Allá.
En la cabecera del túmulo-tumba, en los pies o en
ambos extremos se dispone una lápida de piedra, mármol o una simple piedra.
Dos, una en la cabeza y otra en los pies si era un varón, y una en la cabeza,
si era mujer. Después las mujeres podían visitar la tumba y regaban el
túmulo con agua perfumada y colocaban ramas verdes.
El blanco
como señal de luto
El color del luto tradicional en Al-Andalus
fue casi siempre el blanco crudo, pues los juristas recomendaban vestirse austeramente en los entierros. Fue un color muy popular en la época taifa y
califal, pero con los almorávides y almohades decayó para de nuevo recuperar su
uso en época nazarí.
E incluso posterior, tras la Caída de Granada,
como puede ver el viajero alemán Jerónimo Münzer en 1494 cuando asiste en
Granada al funeral de un amigo musulmán y ve en él a 7 mujeres vestidas de
blanco como color de luto.
Parece ser que otros colores se usaron también
tanto en Al-Andalus como después en el reino nazarí (azul, negro, etc) y así
están recogidos en testimonios poéticos (Al-Maqqarí).
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