Esta
historia, digna de salir en cualquier película de la conocida saga “Piratas del
Caribe”, es una de las muchas en las que se ha demostrado la capacidad estratégica
de la marina española de la época. Sin embargo, se suma a las docenas de
hazañas que han caído en el olvido.
Cojo,
manco, y tuerto
Blas de Lezo nació Guipúzcoa en 1687. Su
carrera militar empezó en 1704, siendo todavía un adolescente. Tenía 17
años cuando se enroló de guardiamarina al servicio de la escuadra francesa
al mando del conde de Toulouse. Ese mismo año se quedaría cojo. La pierna la
perdió en la batalla de Vélez-Málaga, la más importante de la Guerra de
Sucesión, en la que se enfrentaron las escuadras anglo-holandesa y la
franco-española.
El ojo lo perdió dos años más tarde, en la misma guerra En esta acción y tras el impacto de un cañonazo
en la fortificación, una esquirla se le alojó en su ojo izquierdo, que
explotó en el acto.
Finalmente, cuando tenía 26 años, el marino
participó en varios combates y bombardeos a la plaza de Barcelona. En uno de
ellos, el 11 de septiembre de 1714, se acercó demasiado a las defensas
enemigas y recibió un balazo de mosquete en el antebrazo derecho que le rompió
varios tendones y le dejó manco para toda su vida. Así, y tras quedarse cojo, tuerto y sin mano,
Blas de Lezo pasó a ser conocido como el «Almirante Patapalo» o el
«Mediohombre». Su leyenda había comenzado.
Una vez finalizada
la Guerra de Sucesión, una de sus misiones más destacadas fue la de acabar con
los corsarios y piratas de los llamados Mares del Sur (Perú
El mayor reto de Lezo
El mayor desafío de Blas de Lezo se sucedió sin duda en Colombia, donde tuvo que defender Cartagena de Indias (el centro del comercio americano y donde confluían las riquezas de las colonias españolas) de los ingleses, ansiosos de conquistar el territorio. En este caso, los británicos aprovecharon una afrenta a su imperio para intentar tomar la ciudad.
Los preparativos se iniciaron, y los ingleses no
escatimaron en gastos al mando del Almirante inglés Edward Vernon Los
ingleses contaban con 195 navíos, 3.000 cañones y unos 25.000 ingleses. Por
el contrario, Blas de Lezo no disponía de un gran número de soldados ni barcos
para defender la ciudad.
Pero, lo que tenía a su favor el «Almirante
Patapalo» era un terreno que podía ser utilizado por un gran estratega como él.
Y es que la entrada por mar a Cartagena de Indias sólo se podía llevar a cabo
mediante dos estrechos accesos.
Comienza
la batalla
El 13 de marzo de 1741 apareció la flota de guerra
y para el día 15 toda la armada enemiga se había desplegado en plan de cerco. La batalla comenzó en el mar. Tras comprobar
que no podían acceder a la bahía, los ingleses comenzaron un bombardeo
incesante contra los fuertes del puerto.
Vernon se
cree vencedor
Los ingleses habían conseguido acabar con varias
fortalezas y asentarse en las bahías de Cartagena de Indias tras pasar los
obstáculos puestos por los españoles. Sin duda, sentían la victoria cerca.
«Vernon entró entonces triunfante en la bahía con su buque Almirante ydando
la batalla por ganada y envió una corbeta a Inglaterra con un mensaje en el
que anunciaba su gran victoria sobre los españoles.
La noticia fue recibida con grandes festejos
entre la población y, debido al júbilo, se mandó acuñar una moneda
conmemorativa para recordar la gran victoria. En
ella, se podía leer «El orgullo español humillado por Vernon» y. además,
se apreciaba un grabado de Blas de Lezo arrodillado frente al inglés.
La
victoria del «Mediohombre»
Vernon estaba decidido, la hora de la victoria
había llegado. Por ello, quiso darle el broche final tomando el símbolo de la
resistencia española: el castillo de San Felipe, donde resistían
únicamente seis centenares de soldados. Sin embargo, el asalto desde el
frente era un suicidio, por lo que el inglés se decidió a dar la vuelta a la
fortaleza y asaltar por la espalda a los españoles. Para ello atravesaron la
selva, lo que provocó la muerte por enfermedad de cientos de soldados, pero al
fin llegaron y Vernon ordenó el ataque.
Los ingleses se organizaron en tres grupos para
atacar el fuerte. Sin embargo, los asaltantes se llevaron una
gran sorpresa: las escalas no eran lo suficientemente largas para alcanzar
la parte superior de las murallas. El ‘Almirante Patapalo’ había
ordenado cavar un foso cerca de los muros para aumentar su altura y evitar el
asalto.
Los españoles aprovecharon entonces y acabaron
con cientos de ingleses. La batalla acababa de dar un giro inesperado debido al
ingenio de un solo hombre, o más bien, «Mediohombre».
La mentira
del inglés
A Vernon todavía le quedaba un último mal trago:
informar en Inglaterra de que la había perdido la batalla. «El rey Jorge II
prohibió todo tipo de publicación sobre la batalla»,
Vernon fue
relevado y expulsado de la Marina en 1746, aunque la arrogancia y el orgullo
inglés hizo que le enterraran en la Abadía de Westminster, panteón de los
héroes, y en su tumba pusieron: «Sometió a Charges, y en Cartagena conquistó
hasta donde la fuerza naval pudo llevar la victoria»; lo que era la forma más
humillante de ocultar tan vergonzosa derrota.
Fuente: abc.Madrid
Fuente: abc.Madrid
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