29 de junio de 2013

LA LLAVE DE PEDRO Y LA ESPADA DE PABLO




La llave de Pedro 
y la espada de Pablo


La llave con la que Pedro abrió el corazón del Señor
la forjó con su arrepentimiento.
La espada con la que Pablo forjó su vida,
la reforzó con su conversión.

La llave con la que Pedro descubrió 
la verdad de Jesús,
la abrillantó por la confesión de su nombre.
La espada por la que Pablo dio la vida por Cristo
la blandió con su inmensa energía evangelizadora.

La llave con la que Pedro 
abrió corazones para Cristo,
la fortaleció con su inmensa confianza en Él.
La espada con la que Pablo defendíó a Cristo
la cubrió con su lenguaje certero y universal.

La llave con la que Pedro 
se hizo amigo de Jesús,
tenía pátina de sencillez y de justicia.
La espada con la que Pablo 
abrió horizontes a la fe,
 la esgrimía con sus cartas y predicaciones.

La llave con la que Pedro 
probó su fidelidad al Evangelio,
se hizo más dura por su martirio.
La espada con la que Pablo, 
como Pedro, dio razón de su fe,
se tiñó por su sangre derramada.


Nunca ni unas llaves ni una espada, 
siendo tan diferentes,
han logrado abrir tantos corazones para Dios
ni  cortar tantos hilos que tenían encadenados
conciencias y vidas, mujeres y esclavos,
ricos y pobres, continentes enteros…
para que se agarrasen a Dios.

Han sido, y son,
la llave de Pedro y la espada de Pablo.

Editado de Javier Leoz, ecclesia.org

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