21 de febrero de 2013

OBITUARIO, CHALÓN RODRÍGUEZ SALINAS


Obituario
Chalón Rodríguez Salinas

Ana Dolores García

En horas tempranas de anoche, 20 de febrero de 2013 y a la edad de noventa y dos años, ha fallecido en Springfield, norte de Virginia, un médico villaclareño que sentó raíces en Camagüey, allí forjó su familia y llegó al pleno éxito de su profesión como urólogo:  el Dr. Chalón Rodríguez Salinas.

Aún más, Camagüey  y su historia cultural han quedado con él en  deuda eterna por su gestión y esfuerzo al frente de una Sociedad de Conciertos que durante la década de los años cincuenta nos permitió escuchar y admirar a cuanto artista de renombre en las artes musicales visitaba Cuba. 

Gracias a su empeño y la colaboración de otros valiosos camagüeyanos, como Rosa Martínez de Cabrera, Antonio Martínez y Víctor Romero Sóñora entre otros, nuestra capital provinciana pudo disfrutar de las actuaciones personales de Andrés Segovia, Jacha Heifetz, Alicia de Larocha, la soprano Victoria de los Ángeles y otros múltiples y renombrados virtuosos, durante las varias temporadas anuales de  la Sociedad de Conciertos de Camagüey. Todo ello a precios increíbles, puesto que no hubo nunca ningún otro interés lucrativo en esta ardua gestión, sino el solo propósito de desarrollar la cultura musical popular.

Chalón Rodríguez Salinas, a más de prestigioso galeno, era también un amante apasionado de la música y, aún más allá de ello, musicólogo y violinista consumado. Ya en el exilio, asentado en la zona de la Virginia metropolitana de la capital de la nación, organizó entre amigos -también serios diletantes-, tertulias musicales para escuchar obras representativas de autores clásicos y, a la vez, desarrollar temas de estudio sobre ellas.  

Hoy lloran su ausencia sus hijos, nietos y demás familiares. Sus amigos entrañables, y los que conocimos desde el terruño sus múltiples méritos profesionales, artísticos y de calidad humana y, los que en estas tierras que a todos nos acogen, también disfrutaron de su jovialidad e interminables anécdotas, y aprendieron a conocerle y apreciarle.

Descansa en paz, Chalón. Te va a sorprender un celestial coro de ángeles a tu llegada al más allá.  

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