Las tentaciones nuestras
de cada día
de cada día
Quisiera convertirme,
Señor,
de la tibieza de mi
vida:
digo creer en Ti
y no siempre vivo en Ti y contigo.
y no siempre vivo en Ti y contigo.
Hablo,
y frecuentemente son palabras sin sentido
y frecuentemente son palabras sin sentido
no vienen desde Ti y,
muchas veces, no son para Ti.
muchas veces, no son para Ti.
Quisiera convertirme, Señor,
de mis falsas
seguridades:
espero en Ti pero me
asiento
en mis propias fuerzas,
en mis propias fuerzas,
no siempre te sirvo en
lo que hago
y, algunas veces, soy yo
el que me busco en todo ello.
el que me busco en todo ello.
Quisiera convertirme, Señor,
de mi incomunicación con
todo lo divino.
Mi oración, rápida,
rutinaria y distraída.
Mi caridad, oportunista,
vanidosa y selectiva.
Mi vida, fácil,
consumista
y sin brújula cristiana.
y sin brújula cristiana.
Mis caminos, tortuosos y
estériles,
placenteros y a la carta.
placenteros y a la carta.
Quisiera convertirme, Señor,
desde mi corazón,
para que Tú lo hagas tuyo.
para que Tú lo hagas tuyo.
Desde mi alma, para que
en ella,
tu tengas la mejor parte.
tu tengas la mejor parte.
Desde mis entrañas, para
que por ellas,
salga a la luz que sólo
Tú, y solo Tú,
eres quien reina en mi vida
eres quien reina en mi vida
Quisiera convertirme, Señor,
ayúdame, Señor, a
buscarte en el silencio,
ayúdame, Señor, a
descubrirte en el necesitado,
ayúdame, Señor, a
contemplarte
en las maravillas del mundo,
en las maravillas del mundo,
ayúdame, Señor, a no
perderme
en las excusas de cada día.
en las excusas de cada día.
en los senderos fáciles
y de bajo precio.
Sólo Tú, Señor, tienes
palabras de Vida Eterna.
Sólo Tú, Señor, eres
capaz de darme fuerzas
para vencer y salir
victorioso
de la tentación de cada jornada.
de la tentación de cada jornada.
Que en este Año Santo de
la Fe
Tú, Señor, sólo Tú…
venzas en el desierto de mi vida.
venzas en el desierto de mi vida.
Javier Leoz, betania.es
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