Reformas lingüísticas
Yoani Sánchez
No se preocupe, lector, que este texto no versa sobre lo que usted
cree. No es un llamado a la Real Academia de la Lengua Española para que
agilice el proceso de aceptación de nuevos términos, ni siquiera un reclamo
para restarle complejidad a la ortografía castellana. Nada de eso. El sayo de
filóloga hace un buen rato lo colgué, y ahora entiendo más de bytes que de
sílabas, de tweets que de conjugaciones.
Hablo más
bien de esos giros peculiares que se utilizan en Cuba para designar los
fenómenos económicos, políticos y sociales. Las “reformas” que vivimos parecen
estar sucediéndose más en el campo de la lingüística y de la semántica que en
la concreta realidad. Pondré algunos ejemplos… no se desespere.
En nuestro país se le ha dado en llamar “actualización del modelo
socialista” a medidas que simplemente están agregando elementos de economía de
mercado al sistema. Se designa como “trabajo por cuenta propia” a lo que en
cualquier otra parte del mundo se le conocería como “sector privado”. Los
desempleados tampoco son catalogados con la palabra correspondiente sino que
llevan el rótulo de “trabajadores disponibles”, una manera muy suavizada de
describir el drama de la cesantía.
En los hospitales, cuando se recorta
muchísimo el número de radiografías y de ultrasonidos se explica como una
posibilidad para “potenciar el diagnóstico clínico”. Lo cual, traducido a un
enunciado veraz, quiere decir que el médico debe descubrir con sus ojos y sus
manos desde una fractura hasta una hemorragia interna.
Para el discurso oficial, la frustración popular con las reformas
es sólo señal de “incomprensiones e indisciplina”. Si, además, esa
inconformidad desemboca en una protesta callejera, entonces los participante no
son ni “indignados”, ni “proletarios reclamando sus derechos”, sino más bien
“mercenarios” y “contrarrevolucionarios”.
En esta Isla, la expresión “el
pueblo” es uno de los tantos seudónimos que tiene el poder, así que ya puede
imaginar las confusiones que se crean a menudo. Cuando se lee “por decisión del
pueblo soberano…” o “con la participación de todo el pueblo”, se podría
sustituir el sujeto de cada una de estas frases por “el Partido Comunista”.
Tampoco el virus del cólera puede mencionarse por sus seis letras,
pues ya el periódico Granma ha acuñado la frase “enfermedad diarreica aguda”. Y
a esos barrios paupérrimos que se extienden en la periferia de la ciudad
¡cuidado con llamarlos favelas o villas miserias!. Esos son, para la
distorsionada semántica que nos rodea, “comunidades de bajos recursos”.
Yo no entiendo nada y usted tampoco. Un meta lenguaje se ha
apropiado de nuestras vidas y ninguna palabra es lo que parece. Pero hágame
caso, lector, y “no se preocupe”, que es justo la forma con la que decimos a
diario “la situación es preocupante”.
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