Los Reyes Magos
no tienen “pedigrí” andaluz
El Papa ha despertado una gran curiosidad
por conocer mejor el Belén y los relatos bíblicos sobre la Navidad.
Aunque no era su intención fomentar la polémica, al menos ese ha sido el
aspecto positivo [¿?] de las interpretaciones
erróneas que han surgido en torno a su último libro «La infancia de Jesús».
«El Papa no enmienda la plana al Evangelio», dijo
con atino el secretario general de la Conferencia Episcopal, monseñor Juan
Antonio Martínez Camino, la semana pasada cuando aclaró que «cualquiera» que
hubiera leído los evangelios de Lucas y Mateo «sabe que la mula y el
buey no estaban en el pesebre durante el nacimiento de Jesús». Fue la
tradición la que incorporó estos animales a la iconografía del Belén retomando
la profecía de Isaías cuando dice en el Antiguo Testamento: «Conoce el buey a
su dueño, y el asno el pesebre de su amo».
Según explicó el portavoz de los obispos, «San
Francisco de Asís recuperó la mula y el buey en aquel primer Belén que montó en
la Nochebuena de 1223 como símbolo del amor del nuevo pueblo de Israel (la
Iglesia) que sí reconoce al Señor». «Poned estas Navidades el Belén con el
buey y la mula y sabed que éstos significan que hay que seguir con nuestra
preciosa iconografía que nos ayuda a entender que las expectativas de los
profetas en el Antiguo Testamento se cumplen en Belén», dijo entonces.
¿Andaluces?
Pero la polémica no se quedó allí y ayer le tocó
el turno a los Reyes Magos, a quienes le atribuyeron nada menos que pedigrí
andaluz. En pocas horas el origen «tartésico» de los Reyes Magos se
convirtió en trending topic en las redes sociales. Y todo porque el Papa
menciona a «Tartessos, España» cuando explica en el capítulo IV de su
libro «qué clase de hombres eran esos que Mateo describe como Magos venidos
de Oriente».
Pues Benedicto XVI recuerda una vez más
que, como en el caso de la mula y el buey, la tradición ha ido enriqueciendo la
figura de los Reyes Magos. En un principio, y según relata el Evangelio de
Mateo, las personas que iban a adorar a Jesús eran Magos de Oriente. Sin
embargo, en el Salmo 72 y en el Libro del profeta Isaías en el Antiguo
Testamento se menciona «a unos reyes que venían de Oriente y le traían
regalos». «El pesebre es el cumplimiento del Antiguo Testamento y por
eso se ha quedado como los Reyes Magos de Oriente», explica el profesor de
Nuevo Testamento de la Universidad San Dámaso, Andrés García Serrano.
Con respecto a Tartessos, el sacerdote recuerda
que en ningún momento el Santo Padre dice que «los Reyes Magos fueran
andaluces», como tampoco lo hace el Antiguo Testamento, ni los evangelios de
Lucas y Mateo. «Lo que explica el Papa es que los magos no eran otra cosa que buscadores
de la verdad. Representaban a todos los hombres buscadores de Dios de todos
los tiempos y de todos los lugares y eso incluía a todo el mundo hasta entonces
conocido y cuyo límite occidental era Tartessos, en la península
ibérica», explica.
Al mencionar a Tartessos, Benedicto XVI se
refiere a este límite geográfico que tenía el mundo en el siglo I a. C. «El
Papa afirma que los Magos son de Oriente pero que en esa inquietud por buscar a
Dios están representados los hombres buscadores de Dios de todos los lugares y
de todos los tiempos», insistió.
El propio Santo Padre cierra el paso a toda
polémica cuando dice: «Queda la idea decisiva: los sabios de Oriente son un
inicio, representan a la humanidad cuando emprende el camino hacia Cristo,
inaugurando una procesión que recorre toda la historia. No representan
únicamente a las personas que han encontrado ya la vía que conduce a Cristo.
Representan el anhelo interior del espíritu humano, la marcha de las
religiones, de la razón humana al encuentro de Cristo».
Reproducido
de ABC, Madrid.
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