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Los
funcionarios cubanos que salen al exterior y lanzan declaraciones sobre los
cambios emprendidos por el gobierno de Raúl Castro están realmente subiéndole
la parada a la historia patria.
[Juan Carlos Frómeta, del Ministerio
de Relaciones Exteriores de Cuba, en una reciente visita a la República Dominicana,
concedió una entrevista al periódico “Listin Diario”].
Además
de balbucear algunas frases de rutina sobre la “revolución en la revolución”
que se produce en la isla, el crecimiento del 3.1 por ciento de la economía
nacional y la voluntad de Raúl Castro para que el relevo tome pronto las
riendas del poder (generosos que son los bisabuelos cuando se cansan de mandar
por 50 años), Frómeta pasó a realizar un verdadero aporte arquitectónico que
seguramente inquietó a su compañero de filas partidistas e historiador de
La Habana, Eusebio Leal.
Según
sus declaraciones, “los cubanos ven como un héroe cubano al general dominicano
Máximo Gómez, razón por la que han remodelado la Manzana de Gómez en La Habana,
finca donde vivió el general y que ha sido remodelada”.
Al
leer esto habrán de detenerse arquitectos e historiadores, porque Frómeta ha
cambiado -de un rafagazo verbal- el origen de la histórica edificación de San
Rafael y Monserrate, en pleno corazón de la Vieja Habana.
Una
finca en la imaginación
Como
siempre supimos, la Manzana de Gómez no debe su nombre al Generalísmo,
venerable patricio de las guerras de independencia, sino al acaudalado clan
familiar Gómez Mena, dueño de cuatro centrales azucareros y de buena parte de
las riquezas del país. El portentoso edificio fue terminado a comienzos del
pasado siglo por la ilustre familia, con el impulso de José Gómez Mena Vila,
convirtiéndose en el primer centro comercial moderno que tuvo la república.
Allí estuvieron ubicados el banco y las oficinas de la compañía azucarera de
los Gómez Mena hasta que llegó la revolución de 1959 y ya sabemos lo que pasó.
De
"la finca" a que alude el dirigente de Relaciones Internacionales del
Comité Central del Partido Comunista no se sabía nada hasta ahora. Hubo allí
murallas, pero fueron demolidas hacia 1863. O tal vez se refiera a la vieja
quinta de Calabazar de La Habana, [marcada con el # 12 en la
calle Meireles esquina a Espada, construida
en los años de 1800, propiedad de unos españoles que emigraron al comenzar
la república, fue adquirida por el Generalísimo en 1900 que comenzó a vivir en ella el 1 de agosto de 1900],
tras su destitución como General en Jefe del Ejército mambí. En todo caso eso
está un poco alejadita de la Manzana en discordia.
Hay
que perdonar a Frómeta por este lapso -acaso ocasionado por la influencia de
algún profesor emergente- y agradecerle la buena intención de pensar en los
patriotas de la independencia antes que en los ricos.
Sea
como sea, el disparate echó vuelo y el hombre necesita que le enmienden la
plana. Máximo Gómez no necesita de la Manzana para ser grandioso en la historia
cubana, ni los Gómez Mena despojados de su mérito como reales fundadores del
atractivo lugar.
Fuente:
La mentira de cartón, CafeFuerte.com
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