29 de marzo de 2012

LA COMMEDIA È FINITA, LA TRAGEDIA SIGUE


La commedia è finita,
la tragedia sigue

Ana Dolores García

La puesta en escena duró tres días e incluyó mucha fanfarria, recibimiento militar, exhibiciones de ballet, apretones de manos hipócritas,  intercambio de regalos y entrevistas no programadas o tal vez no deseadas para las que hubo que fabricar tiempo en atención a los dos moribundos, mientras que no quedaba tiempo para otras cosas que pudieran ocasionar disgusto.

La puesta en escena, muy bien planeada. Todo bien atado y medido. Un orden perfecto porque nuestro pueblo está bien entrenado para obedecer, aparte de que muchos de los extras que aparecían en las escenas de las plazas sabían muy bien su libreto: vigilar el silencio. El silencio de los obedientes, que habían sido advertidos de portarse bien y   de que oyeran el mensaje que el Papa les traía. Silencio que se unía al de los  que   estaban allí exclusivamente por mandato.  

Una muestra magistral de poderío e intimidación, para cuyo preparativo se emplearon días y días de amenazas y encierros. Todo  salió a pedir de boca de quienes montaron la puesta en escena. Lástima que lo echara a perder un asalariado del imperio que se atrevió a gritar contra el comunismo en la plaza Antonio Maceo de Santiago antes de que el Papa comenzara la Misa, y antes de que le entraran a golpes los agentes de seguridad, uno de ellos disfrazado de miembro de la Cruz Roja. O el grupito que llegó a corear “Libertad” en la Plaza Cívica de La Habana cuando ya el Papa marchaba al concluir la liturgia.

La palabra del Papa Benedicto se repetirá (y se rumiará, como un sacerdote comentarista de la televisión aconsejara), en los círculos semicerrados de los templos y las casas de misión. "Semi" cerrados, porque ninguno de ellos deja de estar infiltrado. Para los extras de las plazas, los que fueron movidos por la curiosidad, o por las órdenes que recibieron, poco quedará de la palabra del Papa.  

Los mensajes que ha dejado Benedicto, cautelosos y crípticos, son para leerse en sus entrelíneas.  A su libreto, aunque de factura independiente de los directores de la comedia, no le quedó más remedio que avenirse a la generalidad para no herir susceptibilidades, como cuando recordó a los presos y a quienes no podían estar presentes en la Misa. Así y todo fueron mensajes de esperanza y, a pesar de sus años y el cansancio de su voz, habló fuerte de la única Verdad que es la de Cristo: la única que puede conducirnos a la plena libertad. Libertad, una palabra que mencionó más de catorce veces en su homilía en La Habana. Pero de contra, ya se sabe que por un fallo técnico la homilía se oyó defectuosamente en la plaza. ¿Cómo pudo haber habido un fallo técnico en la difusión del mensaje papal, cuando todos los detalles habían sido preparados tan minuciosamente?     

No le quedó más remedio al anciano Pontífice que actuar el papel que le habían señalado. Desempeñándolo, es casi seguro que concedan a la Iglesia de Cuba un poco más de espacio y declaren el Viernes Santo día de asueto. Tal vez no sea  este año, pues las empresas del gobierno (todas son del gobierno) acaban de regalar dos días a sus empleados para que acudieran en masa a las Misas y la tele mundial pudiera enseñar la libertad religiosa que nos gastamos. ¿Instrucción religiosa en las escuelas, o implementación de escuelas privadas? Para esos cambios habrá que ir más despacio, tal como el mismo Papa recomienda para los cambios que se dice han de venir. 

El avión de Ali Italia ya va cruzando el mar. En Cuba, las Damas de Blanco volverán a ser hostigadas en su dominical asistencia a las iglesias y los disidentes seguirán siendo calumniados y asediados. La reconciliación permanecerá como un tema de propaganda mientras nadie se atreva a hablar mal del gobierno donde lo oigan.

Y ya nos cuidaremos de que no nos roben la sonrisa. 

La commedia è finita, la tragedia sigue.

3 comentarios:

  1. Anónimo3/28/2012

    Excelente exposición, la mejor que he leído.

    María del Carmen Expósito

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  2. Anónimo3/28/2012

    ¡BRAVO! ¡BRAVO! ¡BRAVO!

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