El domingo del grano de trigo
que muere
Ha
llegado la hora de que sea glorificado el Hijo del Hombre. Os aseguro, que si
el grano de trigo no cae en tierra y muere, queda infecundo; pero si muere, da
mucho fruto. El que se ama a sí mismo, se pierde, y el que se aborrece a sí
mismo, se guardará para la vida eterna.
san Juan 12, 20...
Ha llegado la hora
en la que, sin
ver frutos aparentemente,
descubramos que
es importante sembrar,
dar y
entregarnos
aún sin recibir agasajos aquí,
aún sin recibir agasajos aquí,
brindarnos y
negarnos,
aún a riesgo de
aparecer como fracasados.
Ha llegado la hora
de saber que
estando unidos a Cristo
nuestro mañana
incierto
será una Pascua
definitiva y feliz.
De soñar que
el mundo roto y sin horizontes
contará con un
Aliado en el más allá
invitándonos a
superarnos,
a levantar la
cabeza,
a alzar
nuestros ojos a la invitación de Dios.
Ha llegado la hora
en que, además
de esperar de Dios,
nos empeñemos
más
en nuestra misión.
En que, además
de aguardar al Señor,
avancemos por
la tierra
despertando fe
y esperanza,
ilusiones y
caridad, alegría y gozo
Javier Leoz, betania.es
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