1 de febrero de 2011


LOS JUECES ESPAÑOLES ACARICIANDO LA FAMA

Elsa M. Rodríguez

Desde que el Juez Baltasar Garzón saltara a la palestra internacional por su encarnizada persecución del dictador chileno Augusto Pinochet, han surgido otros jueces españoles que tal parece que están ungidos por la Ley Divina y se creen autorizados para tomar decisiones legales sobre todo lo que acontece en el mundo, aunque esto sea fuera de su país, España.

Tiempo atrás el Juez Eloy Velasco puso en aprietos al presidente del gobierno español José Luis Rodríguez Zapatero, exigiéndole pidiera explicaciones al "gorila venezolano" Hugo Chávez Frías sobre la protección que este aparentemente da a miembros de la banda terrorista ETA y para que explicara los lazos de unión entre ETA y las FARC. En aquel momento se tachó a Velasco de "derechista" y de miembro del PP (Partido Popular).

Hoy Velasco, no sabemos si para demostrar su independencia política, o porque otra razón, ha dado un plazo a las autoridades de los Estados Unidos para que le informen si están investigando los delitos cometidos en la prisión de Guantánamo, Cuba ya que considera que ha transcurrido "excesivo tiempo" desde la primera solicitud de información y necesita saber sobre las posibles "torturas" cometidas contra estos presos.

Lo último sobre un juez español, ha sido la noticia del Juez Santiago Pedraz que investiga "in situ" sobre la muerte en Iraq del cámara de televisión español José Couso, por cuyo fallecimiento sus familiares han solicitado a la Interpol la búsqueda y captura de los soldados norteamericanos que dispararon el arma de donde salió el proyectil que mató a Couso. Pedraz quiere determinar "si a Couso lo habían matado a propósito". Queremos recordar que Couso estaba en un hotel en Iraq y había ido allí a reportar acontecimientos relacionados con la guerra en ese país.

Tal como lo vemos, y luego del reconocimiento mundial que obtuvo el Juez Garzón, vemos en estos otros dos jueces españoles un interés desmedido en alcanzar las mismas cotas de protagonismo que tuvo su compatriota, y que más que descubrir una verdad que siempre sería la opinión de cada cual, les anima su interés en participar en la crónica rosa o en las revistas del corazón.

Elsa M. Rodríguez
Hialeah, FL

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