13 de febrero de 2011


- La preparación de la 25 edición de los premios Goya –los “Oscars”  españoles- en el Teatro Real de Madrid que tendrá lugar esta noche, se ha convertido en una película en sí misma, una "superproducción con un guión que encaja perfectamente", según sus responsables, y que espera salir victoriosa ante tanta expectación. Hoy, sobre el escenario del coliseo madrileño, vestido para la ocasión con telas de plata -por el metal de las bodas que los Goya celebran-  se sabrá el resultado.

Dentro de su espectacularidad, el Teatro Real es, en realidad, pequeño: sólo 1.750 butacas en total -algunas de ellas con visibilidad nula- y una platea plagada de candidatos. Los académicos, de hecho, han sido filtrados mediante sorteo para atribuir las localidades restantes.

A pesar de todo, la fiesta será, dicen, grandiosa: se ocultan estrictamente los vídeos pregrabados y se resisten a dar el nombre del presentador del Goya a la mejor película.
El espectáculo, además de intramuros, estará en la plaza de Oriente, donde ya estaban desplegados los 2.000 metros de alfombra roja protegidos del frío y la posible lluvia -invitada habitual de estos premios- por unas carpas transparentes. Como colofón, frente al Palacio Real, un premio Goya de siete metros que ya atraía la atención de los paseantes.

Finalmente, habrá helicóptero para las tomas aéreas y pantallas para que la gala la pueda vivir también el ciudadano de a pie, en un entorno tan privilegiado que ha acercado estos premios al pueblo, pero también ha elevado los costes, confirman los organizadores.

Efe/ADN Madrid

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