30 de julio de 2010


 Lucerna,
el lago más fotografiado de Suiza

Javier Carrión
Europa Press

Situada en un hermoso paraje alpino, a orillas del Lago de los Cuatro Cantones, Lucerna enamora por su belleza y el encanto medieval de su coqueto casco viejo que preside el célebre puente de madera de la Capilla. Hay que callejear para descubrir sus placitas y sus casas históricas adornadas con llamativos frescos y acercarse a su famoso león de piedra para conocer la leyenda de los soldados de la Guardia Suiza. 

Lucerna es ciudad de puentes, plazas e iglesias, aunque lo que más impresiona al descubrirla lleva los nombres de Uri, Schwyz, Unterwalden y Lucerna, que corresponden a los cantones lindantes con su hermoso lago de 114 kilómetros cuadrados. 

El lago más conocido de Suiza debe su fama a la leyenda y el mito de Guillermo Tell, con el juramento de fidelidad legendario realizado durante la fundación de la Confederación Helvética. Este hecho, más el descubrimiento de la ruta “romántica” de San Gotardo, dio a conocer el lago en todo el mundo y ahora son muchos los turistas que lo recorren en cinco vapores nostálgicos y más de una quincena de elegantes barcos de motor que parten de la vieja Lucerna. Una delicia de paseo a la que no hay que renunciar. 

El lago recoge las aguas del río Reuss, las que penetran en la histórica ciudad a través de sus cuatro puentes más famosos, construidos entre los siglos XII y XV. El más célebre, de madera y de 200 metros de longitud, 'Kapellbricke', se incendió en 1993 con la pérdida de 83 pinturas, pero fue reconstruido a semejanza del original y sigue luciendo hoy sus magníficos frontones triangulares pintados, pues algunos de ellos estaban guardados en dependencias municipales. 

Todos ellos narran escenas de la historia de Suiza y de sus santos patrones Leodegar y Mauricio. En realidad, el único puente de madera original que queda en Lucerna es el de Spreuer, terminado en 1408 y que formaba parte, al igual que el de la Capilla, de la muralla de la ciudad. Es menos largo y también muestra 67 pinturas originales del siglo XVII que representan la "Danza de la Muerte". 

Si se quiere gozar de una buena vista aérea de Lucerna hay dos opciones recomendables: la subida al Monte Pilatus, visible habitualmente en las fotografías del Puente de la Capilla, siempre rodeado de la colonia de cisnes de la ciudad, o el paseo por la muralla Museggmauer que, con excepción de una torre, ha conservado su carácter fortificado.

Luego, descendiendo por las callejuelas próximas a la muralla, se llega al casco viejo con las plazas medievales, como la del Vino ('Weinmarkt'), donde destaca la preciosa fachada de la farmacia más antigua de Lucerna (1530), o Hirschenplatz con un bello rincón, el de la primera casa de huéspedes de la ciudad que frecuentó Goethe, y, sin duda, la plaza del Trigo ('Kornmarkt') que luce la esbelta torre del Ayuntamiento.


Sin embargo, la atracción más visitada de los turistas no se encuentra en esta zona vieja repleta de casas gremiales, restaurantes y modernas tiendas de recuerdos y de relojes. La podemos descubrir muy cerca de Denkmalstrasse y es el Monumento al León, erigido en memoria de la muerte heroica de los 700 soldados mercenarios de la Guardia Suiza en Las Tullerías cuando defendían al rey de Francia, Luis XVI, en 1792. El león moribundo, tallado sobre la piedra viva con los escudos de la flor de Lis y de Lucerna, fue definido por Mark Twain como «la roca más triste y emotiva del mundo». 

Se inauguró en 1821 y los habitantes de Lucerna le tienen un profundo respeto, pues muchos de aquellos miembros de la Guardia Suiza construyeron sus casas y sus familias en la ciudad defendiendo en la mayoría de las ocasiones a Francia y El Vaticano. 

No todo es tradición e historia en Lucerna. La apuesta moderna de la ciudad está encabezada por el KKL, el futurista centro cultural y de congresos que lleva la firma del famoso arquitecto francés Jean Nouvel. Se asoma al lago con una enorme ala cubierta de hierro que alcanza 35 metros sobre el lago -Nouvel pretendía construir su obra en el lago pero le fue denegado el permiso. El Centro ha alcanzado fama mundial sobre todo por el festival que se organiza todos los años en verano la ciudad. 

Su sala de conciertos, que acoge actuaciones de música clásica y moderna, ha sido elogiada por sus magníficas condiciones acústicas. Desde cualquiera de sus 2.840 butacas el sonido que se percibe es siempre perfecto. En su interior también hay un interesante Museo de Arte Moderno. 

EXCURSIÓN AL MONTE TITLIS
Lucerna es un punto de partida ideal para todo tipo de excursiones en la Suiza Central. Una de las más populares es la subida al Monte Titlis al que se puede acceder en tren (una hora) por un espectacular paisaje alpino, o en coche, por carretera, a unos 35 kilómetros. Hay que llegar a Engelberg, donde se toman tres funiculares; el último de ellos, el Titlis Rotair, es el primer teleférico giratorio del mundo y permite disfrutar de una vista panorámica sobrecogedora de las montañas.

En la cima, a 3.200 metros de altitud y con nieves perpetuas, hay que visitar la Cueva Glaciar, con 3.000 metros cúbicos de hielo, juegos de luces y de sonido musical a la carta, y una temperatura constante de -1/-2 grados. Los más pequeños pueden disfrutar en el Parque Tiflis deslizándose con hinchables por un canal natural de nieve o lanzándose en trineo por las pendientes de la zona. Para el regreso, una sugerencia: Se puede descender por la montaña como un "trotti biker", conduciendo una especie de bicicleta y patinete que solo dispone de freno. El  "nuevo deporte" causa furor en esta región.

Fotos y texto: Europa Press


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