Los Caminos de Santiago
Normalmente oímos hablar de «El Camino de Santiago» y, sin embargo, son varios los Caminos que a lo largo de Europa fueron –y siguen siendo- transitados por los peregrinos. Los caminos primitivos fueron dos: el de la costa y el francés.
En el siglo X la peregrinación a Compostela fue un hecho consolidado en la cristiandad. Fue la época del Camino de la Costa, más seguro que los del interior, expuestos a los asaltos árabes.
Será a partir del año 1000 cuando se popularicen las peregrinaciones a Santiago, como antes lo hicieran los romeros con Roma o los palmeros con Jerusalén. Los monarcas comprendieron que mantener el Camino libre y expedito era asegurarse una vía de vital importancia económica, comercial y militar para controlar su territorio. Dos son los reyes que más apoyaron la ruta jacobea: el navarro Sancho III el Mayor y el castellano Alfonso VI.
El Camino se dotó de una serie de infraestructuras (calzadas y puentes) y de lugares asistenciales para el peregrino. Fundamentales en este campo fueron las órdenes religiosas hospitalarias, entre las que destaca la de Cluny.
La primera eclosión en las peregrinaciones a Santiago se produjo en los siglos XI y XII, coincidiendo con el esplendor del arte románico. En 1122 el Papa Calixto II proclamó Año Santo Jacobeo aquel en el que el 25 de julio coincidiera en domingo. Multitudes de gentes comenzaron a llegar de todas partes de Europa dando un toque cosmopolita a las ciudades por las que pasaba el itinerario.
El Camino Francés es el más utilizado y por Roncesvalles se constabanan miles y miles de peregrinos en esos años. Más tarde, con la conquista de Zaragoza, se habilitaría el ramal de Somport a Puente La Reina. Las antiguas calzadas romanas de Burdeos a Astorga, pasando por Vitoria y Briviesca, y de Astorga a Iria Flavia sirvieron de base a la ruta jacobea y a su lado surgieron gran cantidad de burgos y ciudades que acogieron una nueva clase urbana de artesanos y comerciantes, la mayoría francos.
A partir del siglo XIV el Camino entró en declive. La peste negra diezmó la población europea, y la cristiandad comenzó a dividirse. A más, los protestantes consideraban las peregrinaciones como actos populacheros. E l mundo se ensanchaba con el descubrimiento de América y los monarcas dedicaron sus esfuerzos a conquistar nuevos mundos.
En los siglos XVII y XVIII se mejoraron las comunicaciones, el Camino recobró parte del prestigio. Sin embargo en el XIX los librepensadores, los descubrimientos científicos, la revolución industrial y el desarrollo urbano no se llevaban bien con un modo de vida con reminiscencias medievales.
Fue tan aguda la crisis que en 1884 el papa León XIII tuvo que declarar verdaderos los restos del Apóstol reaparecidos en unas excavaciones (se habían escondido en el siglo XVI ante las amenazas de las incursiones inglesas comandadas por el pirata Francis Drake).
Hoy en día la peregrinación a Santiago parece recobrar el esplendor de antaño, y en 1985 la UNESCO declaró la ruta jacobea como Patrimonio Universal de la Humanidad.
En el siglo X la peregrinación a Compostela fue un hecho consolidado en la cristiandad. Fue la época del Camino de la Costa, más seguro que los del interior, expuestos a los asaltos árabes.
Será a partir del año 1000 cuando se popularicen las peregrinaciones a Santiago, como antes lo hicieran los romeros con Roma o los palmeros con Jerusalén. Los monarcas comprendieron que mantener el Camino libre y expedito era asegurarse una vía de vital importancia económica, comercial y militar para controlar su territorio. Dos son los reyes que más apoyaron la ruta jacobea: el navarro Sancho III el Mayor y el castellano Alfonso VI.
El Camino se dotó de una serie de infraestructuras (calzadas y puentes) y de lugares asistenciales para el peregrino. Fundamentales en este campo fueron las órdenes religiosas hospitalarias, entre las que destaca la de Cluny.
La primera eclosión en las peregrinaciones a Santiago se produjo en los siglos XI y XII, coincidiendo con el esplendor del arte románico. En 1122 el Papa Calixto II proclamó Año Santo Jacobeo aquel en el que el 25 de julio coincidiera en domingo. Multitudes de gentes comenzaron a llegar de todas partes de Europa dando un toque cosmopolita a las ciudades por las que pasaba el itinerario.
El Camino Francés es el más utilizado y por Roncesvalles se constabanan miles y miles de peregrinos en esos años. Más tarde, con la conquista de Zaragoza, se habilitaría el ramal de Somport a Puente La Reina. Las antiguas calzadas romanas de Burdeos a Astorga, pasando por Vitoria y Briviesca, y de Astorga a Iria Flavia sirvieron de base a la ruta jacobea y a su lado surgieron gran cantidad de burgos y ciudades que acogieron una nueva clase urbana de artesanos y comerciantes, la mayoría francos.
A partir del siglo XIV el Camino entró en declive. La peste negra diezmó la población europea, y la cristiandad comenzó a dividirse. A más, los protestantes consideraban las peregrinaciones como actos populacheros. E l mundo se ensanchaba con el descubrimiento de América y los monarcas dedicaron sus esfuerzos a conquistar nuevos mundos.
En los siglos XVII y XVIII se mejoraron las comunicaciones, el Camino recobró parte del prestigio. Sin embargo en el XIX los librepensadores, los descubrimientos científicos, la revolución industrial y el desarrollo urbano no se llevaban bien con un modo de vida con reminiscencias medievales.
Fue tan aguda la crisis que en 1884 el papa León XIII tuvo que declarar verdaderos los restos del Apóstol reaparecidos en unas excavaciones (se habían escondido en el siglo XVI ante las amenazas de las incursiones inglesas comandadas por el pirata Francis Drake).
Hoy en día la peregrinación a Santiago parece recobrar el esplendor de antaño, y en 1985 la UNESCO declaró la ruta jacobea como Patrimonio Universal de la Humanidad.
http://caminodesantiago.consumer.es
Ilustración: Google
______________________________
No hay comentarios:
Publicar un comentario