¿Existieron en realidad
Romeo y Julieta?
Romeo y Julieta?
Ana Dolores García
La trágica historia de sus amores viene siendo narrada desde hace casi medio milenio pero, ¿sucedió todo así como nos lo cuentan? ¿Cuánta variación puede haber respecto a los hechos, si es que de verdad éstos ocurrieron? ¿Cuánto de adorno, de elementos poéticos y hasta sublimes se agregó a una historia original que pudo no haber sido una tragedia tan romántica?
En el fondo no se trata sino de uno más de los muchos romances que se conocieron y se cantaron en toda Europa, y que sin duda estuvieron basados en hechos reales aunque adulterados. Cada país tenía los suyos, en verso o en prosa, que corrían de boca en boca o se cantaban por juglares, y que fueron conservándose y convirtiéndose en rústicas obras teatrales representadas en atrios de iglesias o plazas públicas.
La primera noticia «cierta» de los famosos amantes ha trascendido gracias a Matteo Bandello (1490-1560), un autor italiano del Renacimiento que recogió de la tradición oral y escribió más de doscientos cuentos o novelas cortas relatando romances y crímenes pasionales, tal vez imitando el conjunto recogido por Bocaccio en su Decameron. Uno de esos cuentos fue precisamente la novela de Julieta y Romeo.
Un editor francés, Pierre Boaistuau, la incluyó en 1559 en el conjunto de Histoires tragiques de Bandello, traducidas al francés. En esta traducción se basó el autor inglés Arthur Brooke para publicar en 1562 su «Historia Trágica de Romeo y Julieta».
Es entonces cuando aparece William Shakespeare (1564-1616) y, recogiendo datos de lo escrito por Bandello en italiano, traducido al francés por Boaistuau y luego al inglés por Brooke, y unido esto a otra obra paralela y sobre mismo tema escrita en prosa por William Painter en 1562, arma su universalmente aclamado drama teatral «Romeo y Julieta», concluido en 1597.
Sobre la veracidad de hechos y personajes persisten las dudas. Se menciona la afirmación de un italiano contemporáneo de Shakespeare de que los jóvenes vivieron realmente en la época medieval. Precisa la fecha: 1303, pero es su palabra solamente. El hecho no ha podido ser comprobado. Se tienen datos de la existencia de las familias Montesco y Capuleto, aunque no hay seguridad de que hayan vivido en Verona. En esa ciudad se conserva y se exhibe una casa en que se dice vivieron los Capuletos, con un balcón muy a propósito para las escenas que contiene el drama.
Lo cierto es que la obra de Shakespeare ha inmortalizado la historia. Basándose en ella, la misma trágica suerte de los dos amantes ha sido contada en óperas, ballets, poemas sinfónicos y versiones cinematográficas. En óperas, se cuentan al menos veinticuatro versiones, la más conocida de ellas es «Roméo et Juliette», de Charles Gounod, estrenada en 1867. Entre los ballets sobresale el que compuso Sergei Prokofiev en 1935. Berlioz le creó una sinfonía en la que solistas y coros interpretan pasajes de la obra. Y Pedro Ilich Chaikovsky estrenó en 1869 la obertura «Romeo y Julieta», que es en realidad un extenso poema sinfónico. No puede dejar de mencionarse la partitura musical del filme «West Side Story», basado en una adaptación del drama shakesperiano al ambiente de las pandillas juveniles en la ciudad de Nueva York.
Las versiones cinematográficas que se han realizado con el argumento de «Romeo y Julieta», suman ya trece desde 1912 hasta el presente. La primera adaptación de mérito la realizó George Cukor en 1936; Renatto Castellani produjo en 1954 la primera versión en colores, y los rusos filmaron el ballet de Prokofiev en 1955.
No faltó Cantinflas con su parodia de 1943. En 1962 se filmó la originalísima «West Side Story» ya mencionada, con música de Leonard Bernstein. La versión cinematográfica más lograda es probablemente la que realizó con su maestría habitual Franco Zeffirelli en 1968.
Ana Dolores García
Ilustración: Google
La trágica historia de sus amores viene siendo narrada desde hace casi medio milenio pero, ¿sucedió todo así como nos lo cuentan? ¿Cuánta variación puede haber respecto a los hechos, si es que de verdad éstos ocurrieron? ¿Cuánto de adorno, de elementos poéticos y hasta sublimes se agregó a una historia original que pudo no haber sido una tragedia tan romántica?
En el fondo no se trata sino de uno más de los muchos romances que se conocieron y se cantaron en toda Europa, y que sin duda estuvieron basados en hechos reales aunque adulterados. Cada país tenía los suyos, en verso o en prosa, que corrían de boca en boca o se cantaban por juglares, y que fueron conservándose y convirtiéndose en rústicas obras teatrales representadas en atrios de iglesias o plazas públicas.
La primera noticia «cierta» de los famosos amantes ha trascendido gracias a Matteo Bandello (1490-1560), un autor italiano del Renacimiento que recogió de la tradición oral y escribió más de doscientos cuentos o novelas cortas relatando romances y crímenes pasionales, tal vez imitando el conjunto recogido por Bocaccio en su Decameron. Uno de esos cuentos fue precisamente la novela de Julieta y Romeo.
Un editor francés, Pierre Boaistuau, la incluyó en 1559 en el conjunto de Histoires tragiques de Bandello, traducidas al francés. En esta traducción se basó el autor inglés Arthur Brooke para publicar en 1562 su «Historia Trágica de Romeo y Julieta».
Es entonces cuando aparece William Shakespeare (1564-1616) y, recogiendo datos de lo escrito por Bandello en italiano, traducido al francés por Boaistuau y luego al inglés por Brooke, y unido esto a otra obra paralela y sobre mismo tema escrita en prosa por William Painter en 1562, arma su universalmente aclamado drama teatral «Romeo y Julieta», concluido en 1597.
Sobre la veracidad de hechos y personajes persisten las dudas. Se menciona la afirmación de un italiano contemporáneo de Shakespeare de que los jóvenes vivieron realmente en la época medieval. Precisa la fecha: 1303, pero es su palabra solamente. El hecho no ha podido ser comprobado. Se tienen datos de la existencia de las familias Montesco y Capuleto, aunque no hay seguridad de que hayan vivido en Verona. En esa ciudad se conserva y se exhibe una casa en que se dice vivieron los Capuletos, con un balcón muy a propósito para las escenas que contiene el drama.
Lo cierto es que la obra de Shakespeare ha inmortalizado la historia. Basándose en ella, la misma trágica suerte de los dos amantes ha sido contada en óperas, ballets, poemas sinfónicos y versiones cinematográficas. En óperas, se cuentan al menos veinticuatro versiones, la más conocida de ellas es «Roméo et Juliette», de Charles Gounod, estrenada en 1867. Entre los ballets sobresale el que compuso Sergei Prokofiev en 1935. Berlioz le creó una sinfonía en la que solistas y coros interpretan pasajes de la obra. Y Pedro Ilich Chaikovsky estrenó en 1869 la obertura «Romeo y Julieta», que es en realidad un extenso poema sinfónico. No puede dejar de mencionarse la partitura musical del filme «West Side Story», basado en una adaptación del drama shakesperiano al ambiente de las pandillas juveniles en la ciudad de Nueva York.
Las versiones cinematográficas que se han realizado con el argumento de «Romeo y Julieta», suman ya trece desde 1912 hasta el presente. La primera adaptación de mérito la realizó George Cukor en 1936; Renatto Castellani produjo en 1954 la primera versión en colores, y los rusos filmaron el ballet de Prokofiev en 1955.
No faltó Cantinflas con su parodia de 1943. En 1962 se filmó la originalísima «West Side Story» ya mencionada, con música de Leonard Bernstein. La versión cinematográfica más lograda es probablemente la que realizó con su maestría habitual Franco Zeffirelli en 1968.
Ana Dolores García
Ilustración: Google
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