Fernando el católico
falleció
por abusar de un potente afrodisiaco.
Para los seguidores de “Isabel”,
la magnífica serie sobre la
soberana española,
unas notas interesantes
de lo que sucedió después de
su muerte…
La muerte de los reyes es terreno abierto para
la fábula y para que sus enemigos venguen con palabras lo que no pudieron hacer
con hechos. Más mito que realidad, se ha dicho que Felipe “el Hermoso” falleció por un corte de digestión, que Carlos
I (su hijo con Juana de Castilla) murió por la picadura de un mosquito –sí es
posible que contrajera el paludismo de esta forma–, que Felipe II claudicó por
un ataque de piojos, o que Felipe III falleció por el exceso de calor de un
brasero cuando se encontraba febril.
Todas estas historias son verdades a medias,
en el mejor de los casos, cuando no completas mentiras. No en vano, el caso de
Fernando “el católico”, el último Rey de la dinastía Trastámara, sí tiene más
visos de ser cierto. En su intento desesperado por tener un heredero con su
segunda esposa, Germana de Foix, el rey aragonés abusó de un producto afrodisiaco
llamado cantárida que pudo causarle
graves daños en la circulación sanguínea.
Tras la muerte de la Reina Isabel, probablemente
por un cáncer de útero, el Rey quedó en una situación muy delicada en la corte
castellana. Su matrimonio con su prima segunda Isabel había permitido unificar
muchas cuestiones, como la política exterior o la creación de una única
hacienda real, pero había mantenido las instituciones de cada reino separadas.
Así, aunque el testamento de la Reina nombraba a Fernando regente de Castilla
hasta que su nieto Carlos –el futuro emperador del Sacro Imperio Germánico- alcanzara
la mayoría de edad, la falta de apoyos entre la nobleza local y la llegada de
Felipe «el hermoso» a España obligó al monarca a retirarse a Aragón.
Precisamente la decisión de Isabel buscaba evitar que un rey extranjero se
hiciera con la corona y que su hija Juana “la loca”, que había mostrado los
primeros síntomas de demencia durante la enfermedad de su madre, fuera usada
como una marioneta por su esposo.
A la espera de recuperar la regencia, Fernando
neutralizó el apoyo francés a su yerno Felipe por el Tratado de Blois y se casó
con Germana de Foix, sobrina del Rey de Francia Luis XII. Sin embargo, Felipe I
(el hermoso) reinó pocos meses puesto que falleció en un suceso que sigue
envuelto en el misterio. Entre el pueblo no tardó en prender la
sospecha de que Fernando había envenenado a su yerno.
De una forma u otra, cuando el aragonés
regresó a Castilla, encerró a su hija –quien durante el cortejo fúnebre de su
marido evidenció que su salud mental se había resentido aún más frente a
aquella escalada de muertes– en Tordesillas y asumió la regencia hasta 1507.
Pese a todo el afecto que guardaba a Isabel
«la Católica», retratado en la frase «su muerte es para mí el mayor trabajo que
en esta vida me podría venir…» lo cierto es que el monarca no esperó mucho
tiempo antes de volver casarse. Un año después del fallecimiento de la Reina,
el 19 de octubre de 1505, Fernando II de Aragón, de 53 años, se casó con
Germana de Foix, de 18 años de edad. En los pactos con el Rey de Francia, tío
de la esposa, este cedió a su sobrina los derechos dinásticos del Reino de
Nápoles y concedió a Fernando y a los descendientes de
la pareja el título simbólico de Rey de Jerusalén. A cambio, el Rey Católico se
comprometió a nombrar heredero del trono de Aragón al posible hijo del
matrimonio. Es decir, todos los puntos quedaban a expensas de que el veterano
rey fuera capaz de engendrar un hijo con la francesa.
En su momento, el matrimonio levantó las iras
de los nobles de Castilla y de la dinastía germana de Habsburgo, enemiga
tradicional de la Monarquía francesa, ya que lo interpretaron como una maniobra
de Fernando el Católico para impedir que el hijo de Felipe «el hermoso», Carlos
I, heredase la corona de Aragón.
Y así era, pero todo pasaba porque el
matrimonio tuviera hijos. Precisamente con ese propósito, Fernando recurrió
supuestamente a la cantárida (también conocida como mosca española), un
escarabajo verde brillante que una vez muerto, seco y reducido a polvo, se
empleaba desde la antigüedad como sustancia vasoditaladora, cuyos
efectos son muy parecidos a los que produce la “viagra”. El abuso en el consumo
de este afrodisíaco pudo provocarle graves episodios de congestión al monarca, lo
que derivó en una hemorragia cerebral.
Según Jerónimo Zurita, cronista del Reino de
Aragón, el Rey sufrió una grave enfermedad ocasionada por un “feo potaje que la
Reina le hizo dar para más habilitarle”, que pudiese tener hijos. Esta
enfermedad se fue agravando cada día, confirmándose en hidropesía con muchos
desmayos, y mal de corazón: de donde creyeron algunos que le fueron dadas
yerbas”. Si bien nunca se ha podido demostrar científicamente, sus
contemporáneos no tenían dudas de que el cóctel de afrodisiacos, en
especial por la cantárida, era el culpable del progresivo empeoramiento en la
salud del anciano rey.
A los 63 años de edad, Fernando falleció en
Madrigalejo (Cáceres) cuando iba a asistir al capítulo de las órdenes de
Calatrava y Alcántara en el Monasterio de Guadalupe. El consumo frecuente de
cantárida y otros productos, como testículos de toro, pudieron influir
directamente en la hemorragia cerebral que sufrió en la localidad extremeña. De
hecho, algunos cronistas han apuntado que la noche anterior a su muerte había
ingerido una dosis muy elevada del “feo potaje”. Tras ser confesado por el
fraile Tomás de Matienzo y solicitar 10.000 misas por su alma, el Rey
murió el 23 de enero de 1516.
Los esfuerzos por engendrar
un heredero varón parecieron llegar a puerto en 1509. El niño, llamado Juan,
falleció a las pocas horas de nacer, evitando que el Reino de Aragón se
desvinculara dinásticamente de Castilla. Por el contrario, el Rey no tuvo más
hijos y dejó todas sus posesiones a su hija Juana, Reina de Castilla, que al
encontrarse inhabilitadas para reinar cedió la
Corona de Aragón, incluidos sus reinos italianos y una parte de Navarra, a su
hijo Carlos de Gante, futuro
Carlos V de Alemania.
Hasta su llegada a España,
Fernando nombraba a su hijo natural Alonso de Aragón regente de los reinos
aragoneses y al Cardenal Cisneros, regente de Castilla. El aragonés se vio
obligado dejar la regencia a Cisneros en contra de su propia voluntad, para
concedérselo a su nieto favorito, Fernando de Habsburgo, quien había sido
criado por él. Expresó en el documento, además, su voluntad de ser enterrado en
la Capilla Real de Granada, junto a su primera esposa, Isabel de Castilla.
Y una de las pocas
instrucciones que Fernando «el Católico» dirigió a su nieto Carlos fue para que
se encargase de que Germana de Foix viviera holgadamente, «pues no le queda, después de dios, otro
remedio sino sólo vos. Y el futuro emperador alemán se lo tomó al pie de la
letra puesto que mantuvo una relación amorosa con la francesa. Carlos I, con 17
años, quedó prendido desde el primer día de su abuelastra, de 29 años, una
mujer discreta y afectuosa que aún no padecía los problemas de obesidad que
tendría en su vejez.
Según Fernández Álvarez, la pareja tuvo una
hija, Isabel, y aunque nunca fue reconocida oficialmente por Carlos, Germana de
Foix se refiere a ella en su testamento como la “Infanta Isabel” y a su padre como “el Emperador” La niña residió y fue educada en la Corte
de Castilla.
No obstante, Germana se casó dos veces más: la
primera de ellas con Johann de Brandenburgo, del séquito personal de Carlos I,
y la segunda con Fernando de Aragón, duque de Calabria.
Por su parte, el uso de la cantárida como
afrodisíaco cayó en desuso a partir del siglo XVII a consecuencia de sus muchos
efectos secundarios –producía irritaciones gastrointestinales y molestias
urinarias, con erección espontánea del pene- y del gran número de
envenenamientos del que fue responsable. En el lujurioso siglo XVIII volvería a
estar de moda, en la mayoría de los casos empleado directamente como veneno.
abc.es
Se le pasó la dosis al Soberano, mucha Viagra.........
ResponderEliminarEso, unido al poco cuidado en la alimentación sin una Micaela que le indicara la eliminación de comidas grasas para que sus arterias no se tupieran.... Después de que esta noticia de las posibles causas de su muerte haya sido publicada en ABC, ya -y según el comentario de Ramón en FB- hay muchos que andan buscando con desesperación un escarabajo verde.
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