3 de noviembre de 2013

De Mata-Hari a Snowden, espías que dejaron huellas



De Mata-Hari a Snowden,
espías que dejaron huella

Un repaso por los grandes casos de espionaje
que cambiaron el rumbo de la historia

Por Constan Doval
Reproducido de La Nueva España, Oviedo

El espionaje, con sus intrigas, misterios y engaños, ha llenado páginas y páginas en la literatura. Historias alejadas de la realidad, aunque no tanto. Ahora los espías vuelven a estar de moda, pero no en los libros sino en la vida real gracias a un tipo llamado Edward Snowden, que ha puesto en jaque a la administración Obama.

Un buen día, este hombre, consultor tecnológico, informante y antiguo empleado del servicio de inteligencia de los Estados Unidos (CIA), decidió dejar a su guapa novia bailarina y compartir con el mundo algo que muchos ya sabían: que los yanquis nos espían.

Según Snowden, el Gobierno de Barack Obama ha espiado a millones de ciudadanos en todo el mundo escudándose en que es necesario para prevenir ataques terroristas. Entre ellos, algunos tan importantes como la mismísima canciller alemana Angela Merkel e incluso es probable que hasta a Mariano Rajoy. Solo en España se habrían pinchado más de 60 millones de llamadas entre abril de 2012 y enero de este año.

Antes que Edward Snowden hubo otros mitos del espionaje que, en algunos casos, cambiaron el rumbo de la historia.

La legendaria Mata-Hari

Margaretha Geertruida Zelle, Mata-Hari, es la espía más famosa de la historia, aunque no por su valía como tal. Su vida estuvo rodeada de misterio, lujo y amantes por doquier. Nació en Holanda y se hizo pasar por bailarina hindú gracias a su exótica belleza, llegando a realizar espectáculos de strip-tease.

Uno de sus múltiples amantes la convenció para que espiara a los franceses para Alemania. Ella aceptó debido a su penosa situación económica. De este modo, se convirtió en agente doble.

En 1917 fue sometida a juicio en Francia acusada de espionaje. Aunque no había pruebas concluyentes fue declarada culpable de la muerte de miles de soldados galos. Fue ejecutada por un pelotón de fusilamiento el 15 de octubre de 1917. Cuentan que los soldados tuvieron que vendarse los ojos para no caer en sus encantos.

Joan Puyol, el espía español

Conocido como “Garbo” en el Reino Unido, y “Arabel”, en Alemania, Joan Puyol fue un agente doble español cuyo papel fue decisivo en el desembarco de Normandía que puso fin a la Segunda Guerra Mundial. Su papel consistía en desinformar a los alemanes. Les enviaba informes ficticios sobre movimientos de barcos mercantes y les convencía de que eran datos valiosos.

Gracias a esta labor logró que Adolf Hitler y muchos de sus colaboradores creyeran que la invasión aliada se produciría en el estrecho de Calais y que el desembarco de Normandía era sólo una maniobra de distracción para atraer a las tropas alemanas lejos de Calais.

“Garganta profunda” (Deep Throat)

Bajo este pseudónimo (por la famosa película  que protagonizó Linda Lovelace) se escondía William Mark Felt, por aquella época número 2 del FBI. En 1972, Felt reveló al periodista Bob Woodward la participación del entonces presidente de EEUU Richard Nixon en el espionaje de la sede del Partido Demócrata en el complejo residencial y de oficinas de Watergate en Washington. El caso supuso el final de la carrera política de Nixon y el prestigioso premio Pulitzer para Woodward y Carl Bernstein, el otro periodista que destapó el escándalo.

Kim Philby, el gran espía

Harold Adrian Rusell Philby, más conocido como Kim Philby, está considerado como el mejor espía de la historia. Nacido en la India británica en el seno de una influyente familia, Philby fue un comunista convencido que formó parte de la red de espionaje conocida como “Los cinco de Cambridge”.

Trabajó como periodista (cubrió para el “Times” la Guerra Civil española) y fue herido en la batalla del Ebro, lo que le supuso una condecoración del propio Franco. Ingresó en el servicio secreto exterior británico, ejerciendo de agente doble tanto para el Reino Unido como para los soviéticos, a quienes proporcionó información sobre el arsenal nuclear estadounidense.

En Washington ejerció de enlace entre la embajada del Reino Unido y la CIA, que sospechaba que espiaba para los soviéticos, aunque Philby siempre se las ingenió para evadir esas sospechas. Gracias a su la labor para la URSS fue condecorado con la “Orden de la Bandera Roja”, uno de los más altos honores de la Unión Soviética. Murió en Moscú en 1988 a los 76 años.

Aldrich Ames, el traidor

Ames, natural de Wisconsin (EEUU), traicionó a la CIA proporcionando a la KGB la identidad de todos los agentes que trabajaban para Estados Unidos en la Unión Soviética.
Fue arrestado por el FBI en 1994 junto a su esposa y acusado de filtrar información clasificada a la KGB. Durante el juicio reconoció que proporcionó a la URSS enorme cantidad de datos sobre seguridad, defensa y política exterior de EEUU. Cumple cadena perpetua en la cárcel de alta seguridad de Allenwood, en Pensilvania.

Ellsberg y los “papeles del Pentágono”

Daniel Ellsberg, analista de las Fuerzas Armadas de EEUU, destapó en 1971 los llamados “papeles del Pentágono”, más de 7.000 informes reservados sobre la guerra de Vietnam que filtró a varios periódicos norteamericanos. Estos papeles ponían de manifiesto las mentiras del Gobierno de Nixon sobre la contienda en Vietnam. Ellsberg fue acusado de robo, espionaje, y conspiración. El juicio, sin embargo, se anuló tras comprobarse que la administración Nixon ocultó testigos y suprimió pruebas.

Semblanza de Fidel Castro (7ª Entrega)


SEMBLANZA
DE FIDEL CASTRO

(7ª Entrega)
 
Por José Ignacio Rasco


LA ESTRATEGIA CASTRO-COMUNISTA,
¿ES CASTRO COMUNISTA?

Esta es una eterna discusión entre los adictos al tema de la Revolución castrista. No es fácil dar una respuesta de sí o no. Los que por privilegio -o infortunio de las circunstancias- pudimos penetrar un tanto en el laberíntico proceso mental del “líder máximo”, y de algunos de sus acólitos, podemos concluir nuestra tesis. 

Respeto, pues, las opiniones contrarias, pero para mí ya no cabe la menor duda de que Castro es, fue y será, marxista-leninista como él mismo terminó por decir -y desde entonces nunca se desdijo-. Ahora mismo, cuando se ha quedado prácticamente solo, con un país en ascuas, el testarudo gerifalte del único gobierno comunista en América, sigue izando la bandera roja. 

Hubiera sido muy fácil, por justificaciones económicas, haber dado el viraje, lo que le habría ganado la simpatía y la ayuda de los Estados Unidos y de casi todos los países de Europa y de América Latina. Incluso de la desvencijada Unión Soviética a la que hubiera podido servir hasta de modelo. Acaso así Castro podría recuperar parte de su carisma hoy tan arrugado por sus fracasos e impotencias.

Si por los frutos los conoceréis ahí tenemos a Castro dueño y señor de la revolución marxista, quizás más ortodoxa de todas las que se conocen. Creo que nadie -ni siquiera los rusos- alcanzaron la velocidad y aceleración de los primeros tiempos de la revolución totalitaria en que resultó el trágico ensayo cubano. 

Las drásticas reformas en Cuba, en 1959, 60 y 61 no tienen que envidiar nada de lo que se hizo en Checoslovaquia, Hungría, Polonia o en la misma Unión Soviética en los primeros años de imposición marxista. La comunización de Cuba dejó pequeños otros procesos similares. Si Castro siempre decidía todo y la revolución resultó marxista, fue justamente porque el máximo líder lo quería. De lo contrario la revolución hubiera seguido el curso democrático que el pueblo buscaba.

Desde el principio, siguiendo el patrón comunista, se concentró en montar su sistema de propaganda y su aparato represivo de inteligencia y terrorismo. La efectividad mayor de este régimen ha recaído en su capacidad publicitaria -Castro tiene mucho de Goebbel- y en su poderoso instrumento policiaco-militar de seguridad. -Castro tiene mucho de Stalin-. Esos han sido sus dos grandes éxitos: la propaganda y la represión y siempre en íntima dependencia del culto a la personalidad del “líder máximo”.

FIDELO-COMUNISTA

El argumento esgrimido por algunos de que Fidel es fidelista antes que todo, olvida que Stalin fue stalinista primero que comunista como Kruschev fue kruchevista, Lenin leninista, o Ramiz Alia, ramizista. El comunismo ha sido un medio más que un fin para buscar el poder absoluto de sus líderes y mantenerse en él, ha sido un ropaje para vestir la dictadura del proletariado lo mismo en Cuba que en otros países. Y en ningún caso se ha seguido al pie de la letra el recetario marxista-leninista para alcanzar el poder o mantenerlo. El individualismo de los jefes ha primado sobre el colectivismo socialista, es decir el capitalismo de estado.

FIDELO-OPORTUNISTA

Tampoco el hecho de que Castro sea un oportunista -que lo es- es razón suficiente para conceder que no es comunista. No conozco un solo capitoste del comunismo internacional que no sea oportunista. El terrible Honecker también lo fue como todos sus sucesores, como Jaruzelski o Gomulka en Polonia, como Zhivkovo en Bulgaria. Que Castro pudo haber sido nazista tampoco lo exime de su totalitarismo marxista. 

Cualquiera -o al menos algunos- de los líderes marxistas pudieron haber cambiado la hoz y el martillo por la misma swástica si el nazismo estuviera de moda o se hubiera impuesto. Después de todo el nacional-socialismo y el socialismo marxista son primos hermanos bien llevados. Por ello supieron firmar pactos de no agresión cuando las conveniencias así lo aconsejaron.

Que Castro tiene mucho de nazista es cierto. Lo cual sólo refuerza su condición de comunista manipulador y si hubiera habido vientos favorables a su ascensión por la escalera nazi-fascista lo hubiera hecho. Pero su sentido estratégico le dijo que no era el momento para ser nazista ni siquiera para ser un dictador tropical. Por eso no quiso ser tampoco un mero autócrata al estilo de Batista, Somoza, Strossner, Pérez Jiménez o cualquier otro al uso. 

Le provocaba más la figura de un Tito -que fue también profundamente titoista- o el chino Mao que jugó todo tipo de cartas para mantenerse en el poder. En su oportunismo la carta marxista-leninista fue la escogida. La motivación se aprovechó de la oportunidad.

Creo que si no hubiera habido toda una concepción ideológico-estratégica definida, Castro no se hubiera lanzado en busca de un socialismo marxista, a 90 millas del Tío Sam, que en un principio estuvo feliz y presto para encauzar a Cuba por la vía democrática y capitalista como correspondía a sus mejores intereses. Pero Castro aspiraba a ser algo más que un dictador títere de los Estados Unidos. 

Y prefirió escoger su carta marxista, en una etapa de guerra fría, a pesar de que su triunfo se debió, en gran parte, a la actitud final de los Estados Unidos contra Batista, al cual abandonaron y le decretaron un embargo de armas que sirvió de jaque mate para acorralar al entreguista ejército batistiano. Así se dio luego la paradoja de que los dos grandes poderes del mundo, a partir de Kennedy y Kruschev, se convirtieron en los mejores guardaespaldas de la tiranía castrista o castro-comunista.

DE LA NEGACIÓN A LA AFIRMACIÓN

Que Castro negara reiteradamente su condición de comunista en una Cuba, donde la simpatía hacia esa ideología era realmente muy pobre, es explicable. Castro, que, de tonto no tiene un pelo, lo sabía perfectamente y, por eso, reiteradamente, en público y en privado, negaba su posición y su mentalidad comunista. El uso de la mentira, así como cualquier medio que sirva en un momento dado a la revolución, es un principio muy leninista, tal vez aprendido de Maquiavelo.

La dialéctica marxista, por otra parte, hace de las contradicciones toda una teoría para su desarrollo. Sólo cuando las condiciones objetivas y subjetivas son propicias para la definición se reconoce el hecho. Mao-Tse-Tung, en la China, al principio se presentaba como un mero reformador agrario.

El Partido Comunista de Cuba, dominado por la vieja guardia, no quiso apostar inicialmente por este joven revolucionario que surgía. Castro pretendía dominar y por eso prefirió no pertenecer a sus huestes, como sí lo hizo Raúl en 1953. Prefirió prepararse para manipular el viejo esquema cuando lo creyera oportuno. Para ello, desde la Universidad, ya empezó, como hemos visto, a codearse con todos los elementos filo-comunistas y comunistas, buscando aliados para acaparar el control.

Lo mismo trató de hacer en el Partido Ortodoxo que, paradójicamente, tenía como dirigente a Chibás, bien anticomunista, pero la organización estaba minada por comunistas más o menos confesos en aquella época. Hay que recordar que aunque el comunismo cubano no tenía fuerza electoral de primera potencia sí poseía disciplina, organización y afanes de infiltración y de conquista del poder, desde que Fabio Grobart comenzó su diligente labor de zapa. Antes de salir el Granma de Méjico, el caldo comunista ya hervía. El Che no se incorporó de ingenuo en la partida. Pero la CIA dormía mientras la KGB actuaba. Las guerrillas calientes entibiaban la guerra fría.

CONTRADICCIONES DIALÉCTICAS

En el Moncada combatieron sólo dos comunistas reconocidos. Según Melba Hernández, entre los moncadistas estaba prohibido mencionar las tesis marxistas. Pero tampoco hubo críticas al comunismo por parte de Fidel en su etapa insurreccional. Sin embargo, la propia Melba Hernández sostuvo que Abel Santamaría -muerto en el Moncada- siempre insistió en la necesidad de que Fidel se hiciera comunista. En el famoso discurso «La Historia me Absolverá» -que tiene un buen tramo de plagio a Hitler- entre líneas, en interpretación de Gastón Baquero, se podía sospechar un espíritu marxista larvado.

Debray ha insistido, que en la técnica cubana, Castro sustituyó el Partido por el Ejército. Acaso por eso el Che decía que el ejército de las sierras ya podía contar con un programa mínimo de acción, puesto que en sus tropas el adoctrinamiento no era escaso. Nunca se olvide que para Castro todos los métodos y medios son buenos siempre y cuando sean útiles para sus planes, independientemente de que resulten ortodoxos o heterodoxos desde el punto de vista marxista-leninista.

La nueva limusina de Obama




La nueva limusina de Obama

Desarrollado sobre la estructura de un camión, aunque estéticamente inspirado en el modelo DTS, el gigantesco Cadillac limousine fabricado por General Motors (GM) para el traslado del presidente norteamericano Barack Obama es un súper automóvil acorazado del que, aún con todas las reservas, ahora conocemos algunos datos adicionales

Por ejemplo, que el Servicio Secreto se involucró plenamente en su desarrollo (hasta cierto punto cansado de problemas que achacaban a conversiones precedentes) y que encargó 12 unidades, cada una con un precio aproximado de 1,5 millones de dólares y un peso de 6.803 kg (miden 5,48 metros de longitud y 1,78 de altura).

Elevadísimo, pero consecuente con una coraza compuesta por elementos que van desde el acero (de diversas tipologías) al aluminio, pasando por la cerámica, el kevlar (particularmente resistente a la munición de asalto y las explosiones de minas, cubre con una placa de 12,7 cm de espesor los bajos) y el titanio tan habitual del sector aeronáutico.

Reproducido de abc.es

Caricatura


2 de noviembre de 2013

Don Juan Tenorio en Italia


Don Juan Tenorio en Italia

Ana Dolores García

Estas fechas con las que un nuevo noviembre se nos estrena, no eran solamente días de tristeza, oración, responsos, cementerios y epitafios. 

Eran, -al menos en tiempos ya idos-, los de la presencia de un personaje universal que hace siglos había aparecido en la literatura española y que desde entonces reaparecía cada año en escenario y pantalla: don Juan Tenorio.   

El porqué de esta presencia precisamente en estos días de muertos resulta fácil de entender, pues la acción de su historia desemboca en un camposanto, final de la trama, desenlace inevitable del justo ajuste de cuentas y del repaso doloso de una vida licenciosa.  


Aunque ya sea parte de un pasado que se difuma, no podemos dejar de evocarlo. El amigo Humberto Estrada lo ha hecho y en un mensaje electrónico ha repetido los versos de Zorrilla que relatan los andares amorosos de este personaje, este don Juan inmortal, a la vez ficticio y encarnado en tantos.

Con esta evocación va también otra al recuerdo de quien mucho y bien lo personificara en los escenarios cubanos: Otto Sirgo.  


...Pues señor, yo desde aquí,
buscando mayor espacio
para mis hazañas di
sobre Italia, porque allí
tiene el placer un palacio.
De la guerra y del amor
antigua y clásica tierra,
y en ella el emperador,
con ella, y con Francia en guerra
díjeme: ¿Dónde mejor?

Donde hay soldados hay juego,
hay pendencias y amoríos.
  Di pues, sobre Italia luego,
buscando a sangre y a fuego
amores y desafíos.
En Roma a mi apuesta fiel,
fijé entre hostil y amatorio,
a mi puerta este cartel:
"Aquí está Don Juan Tenorio
para quien quiera algo de él".

De aquellos días la historia
a relataros renuncio;
remítome a la memoria
que dejé allí, y de mi gloria
podéis juzgar por mi anuncio.
Las romanas caprichosas,
las costumbres licenciosas,
yo, gallardo y calavera.
¿Quién a cuentos redujera
mis empresas amorosas?

Salí de Roma por fin
como os podéis figurar,
con un disfraz harto ruin
y a lomos de un mal rocín,
pues me querían ahorcar.
Fui al ejercito de España;
mas todos paisanos míos,
soldados y en tierra extraña,
dejé pronto su compaña
tras cinco o seis desafíos.

Nápoles, rico vergel
de amor, de placer emporio,
vio en mi segundo cartel:
"Aquí esta Don Juan Tenorio
y no hay hombre para él".

Desde la princesa altiva
a la que pesca en ruin barca,
no hay hembra a quien no suscriba,
y cualquier empresa abarca
si en oro o placer estriba.
Búsquenle los reñidores;
cérquenle los jugadores;
quien se precie, que le ataje,
a ver si hay quien le aventaje
en juego, en lid o en amores.

Esto escribí, y en medio año
que mi presencia gozó
Nápoles, no hay lance extraño,
no hubo escándalo ni engaño
en que no me hallara yo.

Por dondequiera que fui,
la razón atropellé,
la virtud escarnecí,
a la justicia burlé
y a las mujeres vendí.
Yo a las cabañas bajé,
yo a los palacios subí
y los claustros escalé,
y en todas partes dejé
memoria amarga de mí.

Ni reconocí sagrado
ni hubo razón ni lugar
por mi audacia respetado;
ni en distinguir me he parado
al clérigo del seglar.
A quien quise provoqué,
con quien quiso me batí,
y nunca consideré
que pudo matarme a mí
aquel a quien yo maté.

A esto Don Juan se arrojó,
y escrito en este papel
está cuanto consiguió,
y lo que él aquí escribió,
mantenido está por él.