27 de agosto de 2013

Los candados del amor



El Pont des Arts de París
tiembla ante 
los candados del amor



El peso de los "candados del amor" que invaden el Pont des Arts de París hace temer al ayuntamiento parisino por la estabilidad de las barandillas del puente, aunque no suponen un verdadero peligro para la estructura de este célebre enclave romántico.

Cuatro manos se afanan en enganchar un pequeño candado con los nombres de sus propietarios escritos para después lanzar la llave al río como promesa de amor eterno.

De la mañana a la noche, cada día, parejas de enamorados, grupos de amigos o familias dejan constancia de su relación a través de una simbólica cerradura que amarran a esta pasarela más de 200 años después de su construcción.

El monumento cruza el Sena para unir el Museo del Louvre -antaño Palacio de las Artes, de donde el viaducto recibe su nombre- y la Academia Francesa. Su aspecto actual, con 155 metros de entablado en madera y barandas metálicas, data de 1984, cuando sufrió su última reforma. Pero la moda de revestirlo de candados no tiene una década.

No está claro cuándo o cómo empezó esta tradición, aunque parece venir de Europa del este y haberse intensificado con "Ho voglia di te" (Tengo ganas de ti), la novela rosa del italiano Federico Moccia, cuyos personajes colocaban un cerrojo en el "Ponte Milvio" de Roma.

En la Ciudad de la Luz hicieron acto de presencia a partir de 2008, pero no fue un fenómeno importante hasta un par de años después.  Desde entonces el fenómeno creció hasta convertir en reto el localizar huecos libres.

1 comentario:

  1. No queda puente emblemático en Europa que no luzca sus barandillas cubiertas de candados. Acabo de visitar el popular "Ponte Vechio" sobre el Arno, visita ineludible a todo el que llega a Florencia. El puente en realidad es toda una calle con joyerías a un lado y al otro y parecería que no hubiera barandillas donde dejar candados de amor. Pues bien, las encontraron los amantes a mitad del puente junto a un pequeño monumento a Bellini, el famoso escultor italiano, que está rodeado por una verja de hierro. Ahora también esa verja está cubierta de candados: el Ponte Vechio no ha podido escaparse tampoco a esta novedosa expresión de amor.

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