El mito de Lorelei
El risco Lorelei (Loreley o Lore-Ley) se localiza
en en el río Rin cerca de St. Goarhausen, Alemania. Se eleva sobre una fuerte
pendiente a una altitud de 120 metros desde la franja del Rin, en una sección a
la que se denomina “Rin romántico”.
En las cercanías del risco
existen secciones del río cubiertas de piedras con salientes, y sectores de
aguas poco profundas combinados con una corriente que hacen de este un lugar
peligroso. El Rin es un importante flujo de agua, y al pasar de los siglos numerosos
navegantes, especialmente los desprevenidos, han perdido sus vidas allí. En junio
de 2002 la roca de Lorelei fue declarada por la UNESCO como Patrimonio de la
Humanidad.
Su nombre proviene de una antigua
palabra germánica “Lureln”, que en el dialecto propio de la región del Rin es
sinónimo de “murmullo”, y otra antigua palabra céltica: “ley”, que significa
roca. Por
tanto, una apropiada traducción del vocablo sería “la roca que murmura”. Murmullo que producen las fuertes corrientes,
la pequeña cascada del agua y el eco que proporcionan las rocas. Y murmullo que se hace difícil de apreciar
hoy en día debido a los ruidos propios de la amplia urbanización del área y del
tránsito de embarcaciones por el río.
Esta
roca y su murmullo han inspirado numerosas leyendas y mitos similares a otros
del folclore ruso y escandinavo. Ya
en 1801, Clemente Brentano escribió una historia a la que tituló “Lore Lay”. Su relato es
el de una encantadora mujer asociada con la roca. En el poema, la bella “Lore
Lay”, traicionada por su amante, es acusada de embrujar a los hombres que
navegaban por el río y causarles la muerte. El obispo ordenó recluirla en un
convento en lugar de sentenciarla a muerte, pero mientras era conducida a su
encierro, solicitó permiso para subirse a la roca y poder despedirse del río.
Una vez sobre la roca, se lanzó al Rin buscando la muerte. Desde entonces la
roca ha retenido el eco de su nombre. Brentano se inspiró en el poeta romano
Ovidio y en el mito de Echo, de la mitología griega.
En
1824, Heinrich Heine recogió y adaptó el relato de Brentano en uno de sus más
famosos poemas, “Die Lorelei”. En él
convirtió a la bella mujer en una sirena
que, sentada en una alta roca sobre el Rin mientras cantaba y peinaba su largo y rubio cabello, distraía a los
navegantes con su belleza y su canción, y ocasionaba que estos se estrellaran contra las rocas.
Pocos años después, a los versos de Heine les
pondría música Friedrich Slicher en su canción “Lorelei” y la versión original
de Brentano quedó reemplazada en popularidad por el poema-canción de
Heine-Slicher. El tema atrajo también a Franz Lizst, quien compuso un arreglo a
la canción y el poema, además, ha
sido objeto de composición por otros
autores musicales posteriores. Incluso, fue parte de una ópera inconclusa de
Felix Mendelssohn.
En
Nueva York, específicamente en el Bronx, se encuentra un monumento a Heine,
conocido popularmente como “la Fuente Lorelei”, sobre la que se alza la mítica
sirena de su poema.
Fuente: wikipedia.org
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