25 de junio de 2012

ORIGEN HISTÓRICO DE LAS CORRIDAS DE TOROS


 
Origen histórico 
de las corridas de toros


Las corridas de toros se encuentran entre las tradiciones españolas más conocidas en todo el mundo y al mismo tiempo la más polémica.

Esta fiesta no existiría si no existiese el toro bravo. El origen de esta raza de toros la encontramos en el primitivo urus o bos que no habitó exclusivamente en España, pero sí es en este país donde encontró su preferido asentamiento, conservándose hasta nuestros días. En otras regiones donde también había habitado en tiempos muy remotos, terminó siendo una especie exterminada por considerarse una variedad zoológica arcaica.

Ya en la Biblia encontramos referencias al sacrificio de toros bravos en holocausto de la divina justicia, considerándose al toro como símbolo de fortaleza, fiereza y acometividad. Y de este modo encontramos igualmente referencias a los holocaustos religiosos que celebraban los íberos. En ellos sacrificaban a los toros bravos desafiándoles en espectáculos públicos.

Otro importante precedente histórico se consideran los ejercicios de la caza del uro en la que se dieron los primeros enfrentamientos, y en ellos, más importantes que la propia fuerza física, eran la habilidad y destreza. Es quizás en estas tradiciones tan antiguas donde podemos encontrar el origen de las corridas de toros.

Se ha considerado frecuentemente que el origen de la Plaza, Redondel o Coso, como queramos denominarlo, se encuentra en el circo romano. Sin embargo parece aún más cierto que se remonta a épocas mucho mas antiguas, ya que los templos celtibéricos, donde se celebraban sacrificios de reses bravas en honor de sus dioses tenían esta forma. Podemos aún visitar los restos de un templo de estas características en la provincia de Soria, cerca de Numancia, (España), donde existen evidencias de la celebración de estos ritos.

No es sin embargo menos cierto que la influencia grecorromana con su afición por el circo, tuvo una gran importancia en el sentido de acentuar el carácter de espectáculo y hacer desaparecer el papel que ocupaba como rito y holocausto religioso, siendo por ello esta ficción circense otro precedente de la actuales corridas de toros.

La única excepción histórica a la continuidad hispana en la celebración de las corridas de toros y en su afición a la misma la encontramos en la España musulmana, donde se prohibieron tales celebraciones por considerarse abominables.

Sin embargo, la España medieval mantuvo el espectáculo si bien de otro modo, como un deporte de la nobleza. El señor feudal, a lomos de un caballo y armado con una larga caña a modo de lanza, mantendría una lucha contra el toro bravo, demostrando en ella su habilidad y dotes de buen caballista. Esta denominada suerte de cañas se considera el precedente mas directo de lo que es hoy el rejoneo.  

Las corridas de toros como hoy las conocemos nacen en el siglo XVIII, cuando la nobleza abandona el toreo a caballo y la plebe comienza a hacerlo a pie, demostrando su valor y destreza. Así se lee en crónicas de la época: cómo un deporte elitista se convierte en plebeyo.

Los aficionados a las actuales corridas la consideran  un bello espectáculo, un arte y una manifestación de cultura ancestral que ha sobrevivido hasta nuestros días, al igual que el toro bravo. Y muy al contrario de lo que muchos piensan, no encuentran el placer en la tortura o en la pura muerte del toro, sino que lo que realmente aprecian es el valor y destreza del torero. El público se concentra en el torero, al que se le aplauden los más artísticos movimientos en momentos en los que cualquier individuo, frente a un toro, no tendría más deseo que abandonar las formas y "salir corriendo".

Fuera de España, en ninguna otra región del mundo las corridas de toros han tenido tanta aceptación como en Latinoamérica, donde el gusto por la fiesta fue llevado inmediatamente después de la conquista de México con los primeros toros importados por los conquistadores.

 De hecho,   el licenciado Juan Gutiérrez Altamirano, primo de Hernán Cortés,  estableció cerca de Toluca, México, la primera ganadería americana con unos cuantos toros  y vacas seleccionados de la casta de Navarra traídos desde España, a la que llamó Atenco y que ha llegado hasta nuestros días.

En México, en la entonces recién fundada capital de la Nueva España, también se llevó a cabo, el 13 de agosto de 1529, la primera corrida en América, para celebrar la fiesta de san Hipólito, día en que se conquistó la ciudad.

Perú es otro de los países americanos donde se corren toros a la usanza española, lo mismo que Colombia.  En cuanto al resto de América, se han presentado corridas en Canadá y Estados Unidos, aunque han sido de exhibición sin la muerte del toro –en Estados Unidos incluso se utilizaron capotes verdes, para evitar excitar demasiado al animal, y en los demás países, como en el caso de Chile, han sido prohibidas terminantemente. También en Cataluña, Comunidad Autónoma de España, las corridas de toros fueron prohibidas en 2010. 

Fuentes: http://www.red2000.com y Revista GeoMundo

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