El peor enemigo de los afroamericanos
Walter
Williams
Aunque
los afroamericanos son el 13% de la población, suman mas del 50% de las
víctimas de homicidio. La tasa de homicidios con víctimas de esa etnia es seis
veces superior a la tasa de homicidios con víctima blanca; veintidós veces
superior en algunas ciudades. Los afroamericanos no solo son la mayoría de las
víctimas de homicidio, también de delitos violentos como asaltos y atracos.
La
magnitud de esta tragedia puede comprenderse mejor con algunas comparaciones.
Según un estudio del Tuskegee Institute, 3,446 afroamericanos fueron linchados
por blancos entre 1882 y 1968. El número de bajas fatales de tal etnia en Corea
(3.075) y Vietnam (7.243 muertos), así como en todas las guerras en las que ha
intervenido EEUU desde 1980 (8.197), asciende a 18.515.
Resulta
pavoroso afirmar que los jóvenes varones negros tienen más probabilidades de
alcanzar la edad adulta si están en los campos de batalla de Irak y Afganistán
que en las calles de ciudades como Filadelfia, Chicago, Detroit, Oakland o
Newark.
De
suma importancia es la cuestión del ensordecedor silencio que se cierne sobre
la criminalidad diaria en las comunidades negras, sobre todo si se lo compara
con el clamor nacional que suscitó la muerte de Trayvon Martin. Al parecer, para políticos, organizaciones cívicas y medios de comunicación de
referencia, que los afroamericanos se maten entre sí no es noticia, pero sí que
un blanco le quite le vida a un negro.
No
puede decirse eso de todo el mundo. Cuando el presidente Obama se manifestó a
propósito del caso Martin, T. Willard Fair, presidente de la Liga Urbana del
Gran Miami, declaró al Daily
Caller: "El escándalo debería motivarlo el que nos estemos
matando los unos a los otros, los crímenes de negros contra negros".
Retóricamente, Fair preguntó: "¿No creen que las 41 personas tiroteadas
[en Chicago] entre el viernes por la mañana y el lunes por la mañana deberían
suscitar mucha mas rabia y mucho mas interés mediático?".
Según
el pastor C. L. Bryant, antiguo líder de la NAACP (Asociación Americana para el
Avance de las Personas de Color), los actos de protesta convocados por Al
Sharpton y Jesse Jackson sugieren que hay una epidemia de criminalidad blanca
antinegra, pero lo cierto es que la lacra es la criminalidad que tiene a los
negros como víctimas y verdugos: "La amenaza mas grave para la vida de los
jóvenes varones negros son los jóvenes varones negros".
El
silencio se cierne no solo sobre los crímenes de negros contra negros, también
sobre los ataques racistas de negros contra blancos, como el que sufrieron
recientemente dos periodistas del Virginian-Pilot:
el suceso no mereció la atención ni de su propio medio. En marzo, una turba de
negros asaltó, golpeó (hasta dejar inconsciente) y desvalijó a un turista
blanco en el centro de Baltimore. Bandas negras deambulan por las calles de
ciudades como Denver, Chicago, Filadelfia, Nueva York, Cleveland, Washington y
Los Ángeles, llevando a cabo ataques no provocados contra blancos.
Los
ataques racistas también tienen como objetivo a los asiáticos. En San Francisco
se ha registrado el apaleamiento hasta la muerte de un chino de 83 años, la
expulsión de una china de 57 años de un vagón de metro y la agresión, con
resultado de muerte, de un chino de 59 años. Desde hace años, en lugares como
Nueva York y Filadelfia, estudiantes negros agreden y lanzan epítetos racistas
a compañeros asiáticos. Pero, a diferencia de lo que ocurre con el que padecen
los homosexuales, esta clase de acoso escolar no se persigue ni se denuncia
desde la prensa.
La
demagogia racial del presidente abajo no solo no beneficia al país, sino que es
peligrosa.
Libertaddigital.com
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