Cuando la Reina es madre
Por Fernando Rayón
Cuando hace unos meses Doña Sofía
visitó a su hija en Washington en plena crisis del caso Urdangarín, fueron
muchos los que aprovecharon la ocasión para señalar lo poco oportuno de aquella
visita y criticar que se fotografiara con su yerno en esas circunstancias.
Ella, que siempre había estado en su sitio –eso decían–, anteponía sus
obligaciones de madre a las de Reina y consorte del Jefe del Estado. ¡Qué poco
la conocen!
Antier, la Reina, su hermana, la princesa Irene de Grecia y la Infanta Elena acudieron a Vitoria para dar el pésame a la viuda de Juan María Urangarín, Claire Liebaert, a su hijo Iñaki, y al resto de la familia. También visitaron en el tanatorio los restos mortales del padre del duque de Palma. Ejerciendo de suegra, de madre, pero también de Reina en unas circunstancias que lo exigían.
Y es que Doña Sofía ha vivido así todos estos años: cumpliendo con su papel de consorte incluso cuando su condición de esposa y madre hubieran podido justificar otras actitudes y desplantes. Lo extraordinario es su ausencia –léase su permanencia en Grecia durante la reciente operación de Don Juan Carlos–, pero en esta ocasión se dieron cita otros elementos que no viene a cuento señalar.
Las circunstancias se han conjugado para que mañana lunes, día en que los Reyes celebran sus bodas de oro, la Familia Real coincida en Madrid y pueda mostrar que, a pesar de los últimos acontecimientos, aún pueden dar esa imagen unida que tanto se ha echado en falta. Es otra ocasión para que la Reina ejerza de madre, pues me atrevo a decir que sólo si cumple con ese papel podrá ejercer mejor el de consorte del soberano y Jefe del Estado.
Reproducido de larazon.es
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