Elsa M. Rodríguez
Tanto como nos preocupamos porque quieren abrir casinos en el área del
Condado Miami-Dade, así como por lo mucho que nos costará la terminación del
estadio de pelota para el equipo de los Marlins, o la construcción de un túnel
para facilitar el tránsito hacia el Puerto de Miami, o que la economía está en
crisis para todo aquel cuyas habilidades laborales estén basadas en la mano de
obra, sin embargo poco parece preocuparle a mucha gente la forma en la que se
maneja la educación de los niños y jóvenes en quienes recaerá la continuación
de una sociedad libre y democrática como ahora la conocemos.
Hemos viajado a muchas islitas del Caribe, y vemos que en todas
existen casinos, que pocos están sin trabajo porque viven fundamentalmente del
turismo, y que el índice de criminalidad comparativamente es en todas mucho más
bajo que en nuestro condado. y no parece causarles muchos problemas el hecho de
que con una frecuencia casi diaria reciban en sus países miles y miles de
visitantes. No creemos que ellos sean mejores ciudadanos, ni que tengan una
varita mágica para convertir en algo productivo como lo es el turismo, un rubro
del que nuestro condado podría sacar hartos dividendos si se manejase
correctamente y si se le ofreciera al visitante cada vez mejores ofertas de
hoteles y de entretenimiento.
Ahora bien, lo que hemos observado en estas islitas es que en la
mayoría de las mismas se han fijado una meta, la de que la educación sea la llave
que les abra todas las puertas. Allí es obligatorio para todos los niños y
jóvenes hasta los 18 años el asistir a la escuela, la enseñanza es gratis y
para acceder a los mejores colegios de enseñanza superior los alumnos deben
alcanzar un alto grado en sus notas escolares. Claro, allí es obligatorio el uso
de uniforme, con el detalle de que las niñas deben usar las faldas por la
rodilla o algo más bajo de ellas, que solamente pueden llevar pendientes en las
orejas y reloj, nada de otro tipo de joyas y los chicos tienen que llevar los pantalones
en la cintura. Allí se controla que en horas escolares todos los niños estén en
las aulas y el que es sorprendido fuera de ellas es llamado al orden y muchas
veces los padres son multados por eso. Reuniones de jóvenes en las esquinas en
horas de escuela están prohibidas, pero no es que el gobierno en estos lugares
sea dictatorial, es que los padres también están de acuerdo. No nos llamemos en
engaño, para obtener buenos trabajos hay que educarse y cuando no todos pueden
obtener un título universitario, al menos pueden acceder a estudios
vocacionales en las escuelas politécnicas.
El secreto de estas pequeñas islitas es que han hecho hincapié en la realidad
de que solamente una persona educada tiene posibilidades de un mejor futuro, y
es que según ellos dicen en todas partes, para ellos en la educación está la
llave.
Elsa M. RodríguezHialeah, FL
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