12 de enero de 2012

ANDRÉS FLEITAS, LEYENDA ALMENDARISTA

Andrés Fleitas,
leyenda almendarista

Ana Dolores García

A más de familiares y amigos muy queridos y apreciados, 2011 se llevó también consigo a personajes que, aunque no me  fueran conocidos personalmente, dejaron no poca presencia entre mis recuerdos.  Andrés Fleitas es uno de ellos.

 Fueron tiempos de adolescencia y juventud, y con esa entrega emotiva de la edad se abrazaban por igual ideales patrios que equipos de pelota. (Para quienes no sean cubanos aclaro que “pelota” es para nosotros el nombre genérico que aplicamos al béisbol).  

 En Cuba el poco invierno se compartía con la temporada de pelota, de la que solamente disfrutaban – se podría decir “en vivo” si por entonces hubiera sido usada la frase- quienes vivían en La Habana o Marianao.  Los demás nos ateníamos a lo que nos narraban Manolo de la Reguera o Felo Ramírez a través de la radio, y no por ello lo disfrutábamos menos.

Gozábamos y sufríamos con el mismo fanatismo que por aquella época lo hacían los partidarios de los Yankees y  los Dogers en Estados Unidos, o lo hacen hoy  los del Real Madrid y los el Barça en España. Para nosotros la pelea a muerte era entre dos de los equipos de la Liga: el Almendares y el Habana, los otros dos no importaban mucho.

 Siempre fui almendarista, no  sé si por su emblemático color azul. Al igual que los galanes del cine, los jugadores del Almendares  -en mi caso-, se fueron convirtiendo en ídolos, del mismo modo que lo hacían para las/los habanistas los jugadores de su equipo. Incluso en nuestro colegio, a la hora del recreo, no faltaban los comentarios o discusiones sobre “el juego de anoche” y se repetían jactanciosamente –según fuera el caso- lo de «la leña roja tarda pero llega», o «el que le gane al Almendares  se muere». Para mí  y el resto de los almendaristas,    no había otro mánager mejor que Adolfo Luque o Fermín Guerra, ni mejor picheo que el de Max Lanier o Conrado Marrero, ni mejor jonronero que Roberto Ortiz (que además era camagüeyano, del central Senado, y el chovinismo nunca puede dejar de estar presente). Ni mejor cátcher que Andrés Fleitas.

Andrés Fleitas había nacido el 8 de noviembre de 1916 en el Central Constancia,  provincia de Las Villas. Miembro de una familia en la que sus hermanos  descollaron como jugadores de las Grandes Ligas estadounidenses,  el béisbol también pudo contarlo entre sus más carismáticas estrellas. Al menos entre los “hinchas del Almendares, equipo con el que jugó durante diez temporadas a partir de 1942.  Antes de ello había figurado exitosamente en la Liga Amateur de Cuba, para la que ayudó a ganar dos series mundiales, la de 1939 y la de 1942.

En los Estados Unidos jugó dos temporadas en la Liga Triple A, pero una oferta de $25,000 llegada desde México en 1945 le decidió a hacer las maletas.  En México jugó por tres temporadas con el equipo del Monterrey, manteniendo un promedio al bate sobre los 300 en cada una de ellas.

En esta época,  el  Comisionado de béisbol de EEUU dictó una resolución por la que se prohibía jugar por cinco años en las Grandes Ligas a aquellos peloteros que, participando en las Ligas mexicanas, no regresaran a EEUU al finalizar la temporada de México. En esa situación se encontraba Andrés Fleitas  y, cuando se levantó dicha prohibición, ya sus años no facilitaban  contratos en las Grandes Ligas.

Sus temporadas con el Almendares  en la Liga de Invierno de Cuba fueron gloriosas, particularmente la de 1946-1947, cuando el Almendares “barrió” al Habana en los tres últimos juegos seguidos que decidieron el campeonato del año.  En los tres juegos Andrés Fleitas sirvió de cátcher. En el primero de ellos disparó un triple que decidió la victoria para el pitcher Agapito Mayor.   En los dos juegos siguientes el lanzador fue Max Lanier, y Fleitas volvió a servir como cátcher. Durante esta temporada, Andrés Fleitas alcanzó un promedio de 316 al bate.

Muchos años después, en 1999,  Max Lanier le hizo llegar una nota en la que le decía:  “Eres un gran hombre y un gran cátcher. Yo no hubiera podido ganar aquellos dos juegos sin tu ayuda”.

Andrés Fleitas fue elegido al Hall de la Fama del Béisbol Cubano en 1977.  Hace apenas tres semanas, el 18 de diciembre del pasado 2011, falleció en Miami a la edad de 95 años. Descanse en la paz de Dios esta  leyenda y gloria de nuestro deporte.       

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