13 de marzo de 2011

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En aquel tiempo, Jesús fue llevado al desierto
por el Espíritu para ser tentado...
Mateo, 4, 1


LAS TENTACIONES NUESTRAS DE CADA DÍA


Me prometieron ser más feliz lejos de ti
y, veo que son más desdichados
los que de ti apartaron.
Me señalaron que, con pan, vino y dulce
no tendría necesidad de más sustento,
pero con el tiempo he aprendido
que el dulce empalaga,
el vino embriaga demasiado
y el pan se endurece sobre la mesa
Sólo Tú, Señor, conservas la frescura,
eres algo siempre nuevo
y, en tu Eucaristía, permanentemente tierno.
¿Cómo voy a dejarte, Señor?
Ayúdame, Jesús, a combatir el buen combate.
A defender mi fe y mi esperanza.
A no esconder mi rostro
cuando el enemigo me pregunte
si yo tengo algo que ver contigo.

Gracias, Señor:
Conocerte ha merecido la pena.
Servirte es mi lucha cada día.
Y, no caer en la tentación de la debilidad,
es mi oración a Ti confiada.
Guárdame y ayúdame, Señor,
a salir victorioso de tantas dudas
que siembran en mi interior incertidumbre.

Javier Leoz,
www.betania.es

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