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Corrala más grande de Madrd, barrio Las Delicias, edificada en el siglo XIX para Cuartel Sur de la Guardia Civil |
LAS CORRALAS DE MADRID
Se denomina corrala a un tipo vivienda, la más característica del Madrid antiguo. Las corralas fueron inmortalizadas en novelas como “Fortunata y Jacinta” de Benito Pérez Galdós y también fueron escenario de novelas de Pío Baroja y de no pocas zarzuelas del Madrid castizo.
Estaban constituidas por dos elementos comunes e indispensables: patio y corredera y existen todavía decenas de ellas en el Barrio de Lavapiés, que en los tiempos que corren ha vuelto a convertirse en barrio de inmigrantes. En 2007 todavía existían en Madrid unas 500 “corralas”, a las que el propio ayuntamiento ha tomado empeño en restaurar. Este tipo de vivienda comenzó a construirse cuando Felipe II trasladó su Corte a Madrid y llegó a su apogeo en el siglo XIX.
Su existencia se sustentaba precisamente en la necesidad de ofrecer la mejor manera de acomodar a los nuevos inmigrantes a la capital de España, que en aquella época provenían de las provincias.
Están formadas por varios pisos con un pasillo exterior, que asoman todos hacia un patio central. Ambos, corredor y patio, son los lugares donde se desarrolla tradicionalmente la vida vecinal, formando una fusión entre la calle y la casa. Así, en ellas se sigue conservando el trato personal con los vecinos que viven en la puerta de al lado.
Derivadas probablemente de los adarves árabes, estos "balcones corridos" supusieron una solución económica para dar vivienda a todos aquellos que llegaban a la capital procedentes de otros puntos del país. Por norma, cada vivienda nunca superaba los 30 metros cuadrados, compartiendo el mismo servicio sanitario o “retrete” todos los inquilinos del mismo piso. Además de en Lavapiés, donde se concentra hoy la mayoría de los inmigrantes marroquíes, subsaharianos y los procedentes del otro lado del Atlantico, a los que générica y despectivamente algunos llaman “sudacas”, existen también “corralas” en los barrios de Embajadores y La Latina.
Hoy las corralas, habitadas en muchos casos por inquilinos con alquiler de renta antigua y por personas mayores, tienden a desaparecer ya que son objetivo prioritario de la devoradora especulación urbanística.
Corrada del Sombrerete, fachada que da a la calle Mesón de Paredes |
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