22 de enero de 2011

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Suavizar la política de EE. UU. con Cuba es un peligro
 
Por Guillermo I. Martínez
 
Escribir sobre el tema cubano siempre es escabroso y difícil.

La realidad es que estamos limitados. No hay fuentes de primera mano. Dependemos de lo que dicen los funcionarios del gobierno norteamericano y las respuestas que Cuba da a conocer. Algunos, hablan con uno que otro disidente en la isla. Además, siempre podemos hacerlo con expertos para que cada uno, con sus respectivos puntos de vista, nos hagan un análisis de lo que sucede en la isla gobernada por los hermanos Castro.

La realidad es que nadie tiene, ni siquiera sabe a ciencias ciertas, lo que pasa en Cuba. Tenemos fuentes de segunda mano que nos dan sus impresiones y de ellas dependemos. El prólogo es largo, pero necesario.

Eso es lo que me permite dar mi opinión sobre los cambios de política hacia Cuba anunciados el viernes de la semana pasada por la administración del Presidente Barack Obama. Los cambios facilitan los viajes a Cuba para académicos y religiosos; permiten a los americanos mandar hasta $2,000 al año a personas en Cuba siempre y cuando no sean altos funcionarios del Partido Comunista. Y por último permiten el flete de aviones para viajes a la isla desde todo aeropuerto estadounidense.

De acuerdo a una alta fuente gubernamental en la Casa Blanca que sólo habló bajo la condición de que no publicaran su nombre, las nuevas medidas fueron “diseñadas para brindar apoyo al pueblo de Cuba, y ayudarlos que puedan depender menos del gobierno y de las autoridades cubanas”. La meta es muy loable. Pero no deja de ser un craso error.

Molesta la forma en la cual el gobierno de Obama hizo el anuncio. La idea la vienen madurando desde el otoño. La demoraron para que no les hiciera daño en las elecciones de noviembre. Y ahora escogieron un viernes a las 5 p.m. para divulgar la noticia. Todos los que saben de medios entienden que cuando alguien quiere poca publicidad dan a conocer la noticias un viernes en la tarde. Mejor aún en un viernes de un fin de semana feriado.

Por supuesto que la reacción de Cuba no tardó. El gobierno cubano dijo que el paso dado por el presidente Obama era positivo, pero que no era suficiente. Cuba quiere que Estados Unidos levante el embargo, algo que sólo el congreso estadounidense puede hacer. Y con los republicanos en control de la Cámara de Representantes no va a ocurrir.

Una vez más el gobierno de Estados Unidos con un presidente demócrata trata de acercarse al gobierno comunista cubano. Con anterioridad lo hicieron los presidentes Jimmy Carter y Bill Clinton.

Cuando Carter lo intentó en 1980 Cuba le mandó de regalo a 125,000 personas por el Mariel. Cuando Clinton lo intentó, Castro lo premió dos veces. La primera vez permitió que más de 34 mil cubanos se lanzaran a cruzar el Estrecho de la Florida en pequeñas embarcaciones. Dos años más tarde Fidel Castro le dio la orden de disparar a pilotos de aviones Mig de combate para que derribaran dos avionetas de la Organización Hermanos al Rescate. El incidente ocurrió en aguas internacionales y cuatro cubanos americanos murieron en el mismo. Después se supo que Castro se había enterado del vuelo de Hermanos al Rescate por medio de un espía que había logrado infiltrarse en la misma. El espía regresó a Cuba el día antes del derribo de las dos avionetas.

Sin duda que es difícil qué va a ocurrir ahora que Raúl Castro es el que manda en Cuba. Pero suavizar la política con Cuba nunca le ha dado buenos resultados a Estados Unidos. En el pasado Cuba siempre ha visto esto como evidencia de un presidente débil. ¡Ojalá que Cuba no le tenga preparado otro regalo al gobierno de Obama! 

Guillermo I. Martínez
Guimar123@gmail.com 
Reproducido de Diario Las Américas

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