26 de abril de 2010


Discriminación

Elsa M. Rodríguez

En Estados Unidos la inmigración ilegal les ha dado dolores de cabeza a más de uno de los presidentes de este país. Todos han hablado de que tienen que hacer algo, pero el problema crece cada día más y ni siquiera Obama, que prometió en su campaña por la presidencia que él sí iba a cambiar esta situación, ha podido o ha querido hacer algo. Ya durante la presidencia de George W. Bush se habló de un plan preparado por el fallecido Ted Kennedy y por el Senador Mel Martínez, pero nadie les secundó y el mismo fue diluyéndose poco a poco.

La situación se hace cada vez más crítica, y ya en Arizona, su Gobernadora, la señora Jane Brener, acaba de firmar la Ley 1070, una ley que pone en manos de la policía local la facultad de detener a cualquier persona que pueda parecerles ilegal, dado que la ley dice que ser inmigrante ilegal en ese estado constituye un delito criminal. Tanto el gobierno de México, como el alcalde New York, Michael Bloomberg, y el propio presidente Obama consideran esta ley inapropiada.

Independientemente de las razones que puedan alegar en Arizona referente a posibles delitos de los inmigrantes ilegales y de que ellos tenían que tomar sus medidas en vista de que no se acaba de resolver a nivel federal la situación de los ilegales, esta ley es una forma de racismo y discriminación, porque para que un policía pueda considerar que una persona es extranjera y le pida sus papeles, solamente necesitará de su apreciación personal, y como es de esperar basarán esta apreciación en el aspecto físico del detenido.

Habría que recordarle a la señora Brener los años en que a un afro-americano se le detenía por el simple color de su piel y que ya hemos dejado eso atrás, tanto que nuestro presidente es afro-descendiente. Mejor revisan esa ley antes de que les lluevan las reclamaciones por discriminación.


Elsa M. Rodríguez Hialeah, FL
lapupasmiami@att.net
Ilustración: Google
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